El planteamiento de Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, busca combatir el desempleo y mejorar la calidad de vida de los trabajadores. ¿Cuál es la lógica detrás?
A muchos les podría sonar como un disparate, de no ser porque la idea salió de la boca de Carlos Slim, el empresario mexicano que figura en la lista de la revista Forbes como uno de los hombres más adinerados del mundo. Él apuesta por cambiar los horarios laborales para que las personas trabajen solo tres días a la semana, en lugar de los cinco (o seis) que se acostumbran actualmente. Eso sí, cada jornada sería más larga: en lugar de las ocho horas actuales, se pasaría a trabajar entre 11 y 12 horas por día.
¿Tiene sentido esta propuesta? La idea de Slim –un hombre cuya fortuna asciende a 54.500 millones de dólares, según Forbes– pretende atacar dos grandes preocupaciones globales de la actualidad. Por un lado: el aumento del desempleo, y por el otro, la necesidad de mejorar la calidad de vida de la gente.
Respecto al primer punto, el mismo magnate mexicano lo planteó así en una entrevista con Bloomberg: “Supongamos que la mitad de los empleados de Telmex [una de sus empresas] sobraran. Sería una gran solución: la mitad trabajaría de lunes a miércoles, y la otra mitad de miércoles a sábado. Se tendría un horario completo, servicio 12 horas al día, 6 días a la semana”. Y sobre el segundo, Slim aboga que los cuatro días libres a la semana pueden dedicarse a la familia, el ocio o la educación.
Encima, el planteamiento de Slim ofrece beneficios adicionales: por ejemplo, una reducción del tráfico (menos gente se desplazaría cada día para trabajar) y por consiguiente de la contaminación. Además, las personas dispondrían de más tiempo para hacer deporte y alimentarse mejor, lo que derivaría en una mejora de la salud pública.
Con todo, muchos expertos han señalado que, al menos de momento, la propuesta de Carlos Slim no es viable. De hecho, ni siquiera se aplica actualmente en las empresas propiedad del magnate, que son muchas y de gran tamaño. Hay puestos, como las altas gerencias, en las que no se podría aplicar y otros en los que simplemente es impensable que una persona trabaje 12 horas seguidas, como los controladores aéreos y los obreros de construcción, por citar un par de ejemplos. “Merece ser estudiada, pero no le veo viabilidad a corto plazo. La idea de Slim es que deja más tiempo disponible al ocio. También habría que analizarla desde el punto de vista médico. ¿Se puede mantener la atención 11 horas seguidas? No creo”, comentó el economista mexicano Raúl Feliz Ortiz, consultado por el diario El País de España.
Sea viable o no, lo cierto es que propuestas como la de Slim responden a una realidad: que las transformaciones económicas y sociales de la actualidad también están cambiando el mundo del trabajo. La discusión no cesará, por el contrario, será cada vez más relevante.
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