Científicos descubrieron que esta galaxia, conocida como M32p, fue "triturada y canibalizada" hace dos millones de años por Andrómeda.
La Vía Láctea tuvo una hermana, una galaxia masiva que, según han deducido los científicos, fue "triturada y canibalizada" hace dos millones de años por Andrómeda, nuestra vecina galáctica más cercano, señala un estudio que publica Nature Astronomy.
Aunque esa gran galaxia fue casi totalmente destruida, ha dejado rastro de su existencia en un halo casi invisible de estrellas que es incluso mayor que la propia galaxia de Andrómeda, además de una corriente de estrellas y una enigmática galaxia, la M32.
El estudio de M32 ayudará a los astrónomos a entender cómo las galaxias de disco como la nuestra evolucionan y sobreviven a las grandes fusiones.
La galaxia desaparecida, llamada M32p, era la tercera más grande del Grupo Local, justo detrás de la Vía Láctea y de Andrómeda, según recuerda en un comunicado la estadounidense Universidad de Michigan, una de las que participó en el estudio.
El equipo de expertos usó modelos hechos por ordenador para poner juntas todas las evidencias sobre la existencia de la galaxia perdida, las cuales revelaron que se trataba de la hermana de la Vía Láctea.
Los científicos siempre han sabido que ese gran halo casi invisible de estrellas que rodea a las galaxias "contiene los restos de galaxias más pequeñas canibalizadas" y como tal sería el caso de Andrómeda.
Pero las simulaciones llevaron a los astrónomos a entender que por muchas pequeñas galaxias que hubiera destruido Andrómeda, la mayoría de las estrellas de su halo exterior habían formado parte de una única galaxia con la que había acabado.
El autor principal del estudio, Richard D'Souza, indicó que se trató de "un momento eureka". "Nos dimos cuenta de que podíamos usar la información del halo exterior de Andrómeda para inferir las propiedades de la mayor grande de las galaxias que había sido triturada por ella".
Para los expertos, "fue impresionante" darse cuenta de que la Vía Láctea tenía una hermana mayor y nunca lo habían sabido, señaló otro de los autores del estudio, Eri Bell. (EFE)
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