Cinco muestras de polvo lunar recolectadas por Neil Armstrong serán subastadas y esperan costar más de un millón de dólares.
Cinco muestras de regolito, polvo lunar, extraídas por el astronauta Neil Armstrong en la misión Apolo 11 serán subastadas este miércoles.
Las partículas, cuya extracción data de 1969, podrían valer hasta 1.2 millones de dólares según Bonhams, la casa de subastas que gestionará la venta.
Las muestras de polvo tuvieron un viaje salvaje y controvertido hasta la venta y serán las únicas muestras conocidas de polvo lunar vendidas legalmente después de ser autenticadas por la NASA.
"Nunca se ha ofrecido una muestra lunar verificada de Apolo en una subasta, por lo que estamos muy complacidos y honrados de ofrecer esto", dijo Adam Stackhouse, especialista de Bonhams que supervisa su venta.
Historia espacial
El 21 de julio de 1969, después de que Neil Armstrong y Buzz Aldrin se convirtieron en los primeros humanos en pisar la Luna, Armstrong recolectó una pequeña "muestra de contingencia" de polvo lunar antes de llevar a cabo el resto de sus actividades planificadas en la superficie lunar, según los protocolos de la NASA.
La idea era que si la misión necesitaba interrumpirse por algún motivo, Armstrong y Aldrin podrían regresar a la Tierra con la muestra de contingencia a cuestas.
Al final de la misión Apolo 11, la bolsa, casi vacía pero aún salpicada de partículas de material lunar, fue prestada a un museo espacial en Kansas, según la NASA. Posteriormente, fue incautado por el Servicio de Alguaciles de los Estados Unidos después de que Max Ary, el director de lo que entonces se conocía como el Centro Espacial y de la Cosmosfera de Kansas, fuera declarado culpable en 2005 de robar y vender artefactos que pertenecían al museo y a la agencia espacial norteamericana.
En 2015, el Servicio de Alguaciles de EE. UU. vendió la bolsa en una subasta, donde fue comprada junto con varios otros artefactos espaciales por 995 dólares por una abogada de Illinois y entusiasta de la geología llamada Nancy Lee Carlson.
Carlson envió la bolsa de recolección a la NASA ese mismo año para autenticar su origen. La agencia espacial verificó que el artefacto era real y afirmó que pertenecía al gobierno, negándose a devolverlo.
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