Un estudio revela la existencia de tres cráteres ubicados cerca de su polo norte, que parecen albergar grandes depósitos de hielo superficial.
(Agencia N+1 / Beatriz de Vera). La idea de que Mercurio podría tener agua congelada surgió en los años 90, cuando los telescopios de radar terrestres detectaron regiones altamente reflexivas dentro de varios cráteres cerca de sus polos. El eje del planeta no tiene mucha inclinación, por lo que estos reciben poca luz solar directa y sin una atmósfera que mantenga calor en las superficies circundantes, las temperaturas en los lugares que reciben una sombra permanente son suficientemente bajas como para que el hielo de agua sea estable.
Ahora, una nueva investigación realizada por científicos de la Universidad de Brown (EE.UU.) y publicada en Geophysical Research Letters revela que podría haber mucho más hielo de lo que se pensaba en los cráteres polares de la ardiente superficie del planeta más cercano al Sol. Este estudio revela la existencia de tres cráteres ubicados cerca de su polo norte, que parecen albergar grandes depósitos de hielo superficial. Pero además, el equipo muestra pruebas de que depósitos de menor escala se esparcieron por el polo norte del planeta, tanto dentro de los cráteres como entre ellos.
Investigación. La sonda MESSENGER de la NASA, que entró en la órbita de Mercurio en 2011, ya detectó señales de neutrones del polo norte del planeta que eran consistentes con el hielo de agua. Para este nuevo estudio, el equipo profundizó en los datos enviados por la nave, especialmente los que tenían que ver con la reflectancia de la superficie, lo que permitió a los investigadores detectar depósitos de alta reflectancia compatibles con el hielo superficial en tres grandes cráteres. Los investigadores estiman que el área total de las tres depósitos es de unos 3.400 kilómetros cuadrados.
Los datos revelaban también que, aunque el terreno circundante no es tan brillante como las capas de hielo dentro de los cráteres, es significativamente más brillante que la superficie promedio de Mercurio, lo que sugiere que el brillo está impulsado por pequeños parches de hielo que se extienden por todo este terreno. "La mayoría de estos parches son demasiado pequeños para ser captados individualmente con el instrumento del altímetro, pero colectivamente contribuyen a la reflectancia mejorada global", aseguran.
Más preguntas. Lo que sigue siendo un misterio es cómo llegó este hielo polar a Mercurio. La hipótesis principal es que fue producido por impactos de cometas o asteroides ricos en agua. Otra idea es que el hidrógeno puede haber sido implantado en la superficie por el viento solar, combinado más tarde con una fuente de oxígeno para formar agua. Se cree que depósitos similares de hielo a pequeña escala existen en los polos de la Luna, dicen los investigadores.
Las violentas erupciones volcánicas que formaron la superficie quemada de Mercurio acabaron hace 3500 millones de años, tiempos antiquísimos si se los compara con la historia volcánica de otros planetas como Venus, Marte o la Tierra, según afirma un estudio de la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU.). Este descubrimiento ayudará a los astrónomos a entender mejor la historia geológica de Mercurio y lo que ocurre después de que la actividad volcánica acaba en un planeta, dijeron los investigadores en un comunicado.
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