Hace cinco millones de años, un asteroide del tamaño de un gran vehículo impactó con el planeta y dejó estas consecuencias.
Cada 30 de junio, la ONU conmemora el Día Mundial de los Asteroides para crear consciencia sobre ellos y sobre las posibles consecuencias ante impactos con la Tierra. La ESA, la agencia espacial europea, es la más capacitada al respecto y la que lleva la supervisión de ellas en el espacio, por lo regularmente analiza cuántos de ellos podrían significar peligro para nosotros.
Los asteroides son rocas que orbitan el sol sin tamaño predeterminado: pueden ser muy pequeños o medir hasta kilómetros de longitud. Cuando estas pasan a menos del umbral de las unidades astronómicas (cada una equivale 150 millones de kilómetros) se considera potencialmente peligroso porque cualquier desvío podría ocasionar un impacto en la Tierra.
El ejemplo de las consecuencias de un impacto es visible en Namibia. La misión Copernicus Sentinel-2 nos lleva al cráter Roter Kamm en este país africano.
El cráter de impacto se encuentra en el Parque Nacional Tsau ǁKhaeb, también conocido como Sperrgebiet, un área de minería de diamantes en el desierto de Namib, en el suroeste de Namibia. Según los geólogos, el cráter fue formado por un meteorito del tamaño de un vehículo grande que colisionó con la Tierra hace aproximadamente 5 millones de años.
El cráter tiene un diámetro de 2.5 km y tiene unos 130 m de profundidad. Es claramente visible en medio de las dunas de color rojo óxido, con sus bordes que se elevan unos 40 a 90 m sobre la llanura circundante. Sus pisos están cubiertos por depósitos de arena de al menos 100 m de espesor.
Los meteoritos y los asteroides han influido en el desarrollo de la Tierra, como lo ven los millones de cráteres de impacto que marcan nuestro mundo.
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