La NASA quiere que alcemos la mirada y veamos cómo una sonda se estrella contra un asteroide para cambiar su órbita. No hay peligros hasta la fecha, pero una misión así puede ser determinante para el futuro de la humanidad.
A principios de año, la película llamada ‘No mires arriba’ se convirtió en una de las más vistas luego de parodiar con éxito cómo la comunidad científica es dejada de lado ante eventos críticos en los que se requiere su participación.
La trama, en su forma, nos mostraba cómo un asteroide se acercaba peligrosamente a la Tierra y cómo los científicos lo advertían a la población, pero eran ignorados. En la vida real si bien es cierto no hay riesgos hasta la fecha de tan catastrófico hecho, sí es posible que rocas de diferentes tamaños impacten contra el planeta, por lo que se está preparando para una misión única en su tipo: la misión DART.
¿Qué es la misión DART?
La prueba de redireccionamiento de un asteroide binario (DART, por sus siglas en inglés) es un intento de la NASA para probar un nuevo método de defensa planetaria contra una colisión inminente.
“Consiste en estudiar los efectos (post evento), del impacto intencional directo sobre un asteroide. Hablamos de los efectos sobre la órbita del asteroide”, nos comenta el Dr. Nobar Baella, astrónomo del Instituto Geofísico del Perú (IGP). “Lo vemos a cada rato en las películas, pero ¿funciona en la vida real?”.
“Es interesante este proyecto porque se trata de ver una manera de prevenir algún tipo de catástrofe que podría suceder”, refiere la física de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos Vanessa Navarrete, quien dicta cursos de astronomía en su blog Hablemos del Universo. “Es una comisión de defensa planetaria donde está involucrada en la NASA, militares y muchos grupos de investigación”.
Los protagonistas de esta misión tienen nombre propio. Además de la nave homónima enviada por la NASA de 500 kilos, Didymos y Dimorphos conforman el sistema binario en estudio.
“Uno es Didymos, que tiene unos 780 metros de diámetro, y el otro es Dimorphos, otro pequeño asteroide que tiene unos 160 m de diámetro. No son esferas, sino que son cuerpos deformados, entonces no se puede predecir a ciencia cierta cómo será el impacto”, describe Navarrete.
Ellos no han sido elegidos al azar. Su comportamiento, nos recuerda Baella, es conocido por los astrónomos, por lo que hay una base a comparar antes y después del impacto.
“En un sistema binario tenemos un marco de referencia inicial (la forma de la órbita y sus características antes del impacto) constituido por el sistema binario en sí. De tal forma que, después del impacto podremos observar cómo es que se modificó la forma de la órbita. Claro, porque si impactas a un asteroide solitario, en el espacio, sin ningún marco de referencia cercano ¿cómo vas a detectar, en un corto periodo de tiempo, como es que fue afectada su órbita por el “golpe” que le diste?”
Para ello, es necesaria la figura de ‘la curva de luz’.
La física sanmarquina ejemplifica este modelo. “Cuando nosotros observamos a un objeto que está orbitando a otro, y uno de esos objetos pasa por frente del otro, este bloquea parte de su luz, entonces el brillo que nosotros percibimos va a llegar con menos intensidad”. “Al medir la curva de luz vamos a poder saber los parámetros orbitales de este sistema binario y poder conocer cómo es que estos cambiaron con respecto a los que ya tenemos medidos”.
DART tendrá ojos desde muchas partes del universo. Además de los múltiples telescopios en Tierra, la especialista nos comenta que el propio telescopio Hubble, y posiblemente también el James Webb, sean miembros activos en este suceso.
“El propio DART tiene un cubesat, un satélite pequeño italiano que se llama LICIACube que ya ha sido soltado el domingo pasado, que fotografiará el resultado del impacto unos 3 minutos después de ocurrir”, menciona Navarrete. Precisamente, esta segunda sonda se ubicará entre 40 y 80 kilómetros de distancia del impacto para poder capturar buenas fotos del suceso sin tener el riesgo de ser alcanzada por los escombros.
“También quieren buscar un factor beta que caracteriza el impacto y está relacionado con masa que está impactando, a la velocidad con la que impacta,y generará la respuesta, es decir, el cambio de posición del asteroide”.
Lo escrito tiene fecha y hora de realización: el lunes 26 de septiembre a las 6:14 de la tarde hora Perú. “Lo que pasa es que justo por esas fechas el sistema binario de asteroides consigue situarse lo más cerca de la Tierra. Esto hace que las observaciones con telescopios desde nuestro planeta sean de buena calidad”, comenta el astrónomo principal del IGP. “Con la información recopilada podremos tener un mejor panorama si este método (impacto directo) funciona o no ¿Servirá la actual tecnología? ¿Qué debemos mejorar?".
¿Estamos en peligro ante los asteroides?
Un impacto de un asteroide es un hecho gravísimo que podría poner en peligro a toda la humanidad. "Siempre lo estamos (en riesgo)", refiere Baella. "Pero los especialistas en asteroides siempre hablan con probabilidades. También se puede responder usando la frecuencia del evento. La frecuencia dependiendo del tamaño del asteroide: cuanto menor tamaño, más frecuente. Cuanto mayor tamaño, menos frecuente. Una relación inversa entre tamaño y frecuencia".
“La ciencia observa los NEOs o asteroides muy cercanos a la Tierra y que podían ser peligrosos para impactarnos”, añade Navarrete, para luego brindarnos estadísticas de las posibilidades de impacto por su tamaño contra la Tierra:
- Para un asteroide de cuatro metros de diámetro, la estadística es que impacte uno por año. Lo interesante es que van desintegrándose en la atmósfera, dejando un brillo en su paso, llegando pequeños meteoritos principalmente al mar.
- Los asteroides de aproximadamente 25 metros presentan una frecuencia aproximada de uno cada cien años. Al momento de pasar por la atmósfera, no solo se desintegran, sino que también explotan, pudiendo generar lesiones al propagarse.
- Los de 160 metros de diámetro, impactan cada 25 mil años con la Tierra.
- Los de un kilómetro de diámetro tiene estadísticas de cruce cada 500 mil años. Estos sí podrían generar el colapso de la civilización. Se tienen identificados unos 900.
- Los de 10 kilómetros de diámetro tienen una frecuencia de 100 a 200 millones de años y generarían la extinción total de la vida terrestre. Se conocen solo 4 y, gracias a sus dimensiones, han sido identificados.
Cada cierto tiempo, los bólidos amenazan nuestro hogar, pero muchos de ellos terminan desintegrándose en la atmósfera terrestre. El astrónomo nos narra el caso de un meteorito que sí llegó a la superficie peruana en 2007. El cuerpo celeste impactó en la localidad de Carancas (Puno) provocando que, como producto de las emanaciones de los gases del cráter, casi 600 personas fueran afectadas con náuseas y dolores de cabeza.
"En el otro extremo está el evento que extinguió a los dinosaurios (Chicxulub), ocasionado por un cuerpo de 10 kilómetros, se espera uno cada cien millones de años", recuerda Nobar Baella frente a este último caso. "Resulta interesante enfatizar que dicha extinción ocurrió hace 65 millones de años. Y cuidado que, con esos millones de años ya 'recorrimos' buen tiempo para acercarnos peligrosamente al momento en que nos tocaría otra extinción de esa magnitud. Como para tener en cuenta, dado que hablamos de probabilidades ¿No crees?".
Eventos como DART unen a los grupos multidisciplinarios en pro de la humanidad, con latinos siendo representativos en dicho estudio. Esta primera prueba será significativa para esta nueva etapa de defensa planetaria por lo que, como parte de la sociedad, deberíamos estar atentos a sus resultados. El 26 de septiembre será una fecha histórica que marcará un antes y un después en las ciencias y en su divulgación a las comunidades.
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