Una vela hecha con grafeno de un átomo de espesor ha pasado las pruebas iniciales para ser un material viable a fabricar velas solares para naves espaciales.
Las velas solares son una de las tecnologías de propulsión espacial más prometedoras que podrían llevarnos a otros mundos en menos años.
Recordemos que las naves espaciales tradicionales transportan combustible para impulsarse en el espacio y utilizan maniobras orbitales de otros planetas. Sin embargo, el peso del combustible dificulta el lanzamiento, además que las maniobras prolongan demasiado el viaje espacial.
Ante esta situación, lo científicos ven más viable las velas solares, ya que no necesitan combustible. Las naves equipadas con ellas serán mucho más livianas y fáciles de lanzar.
Dos naves ya han utilizando velas solares hechas con poliimida y de mylar, una lámina fina de pliéster, pero el grafeno es mucho más ligero.
Para comprobar la viabilidad del grafeno, los investigadores usaron un pedazo de metal de solo 3 milímetros de diámetro. Lo dejaron caer desde una torre de 100 metros de altura en Bremen, Alemania, para probar si funcionaba en el vacio y en microgravedad.
Mientras la vela iba en caída libre, lo ilumaron con luz láser que lo hizo acelerar, esto comprueba que mientras el los rayos del sol golpeen las velas, las naves espaciales podrían alcanzar altas velocidades.
"Hacer grafeno es relativamente simple y podría ampliarse fácilmente a velas de un kilómetro de ancho, aunque el despliegue de una vela gigante será un gran desafío", dice Santiago Cartamil-Bueno, líder del equipo de GrapheneSail y director de SCALE Nanotech , un empresa de nueva creación de investigación que opera en Estonia y Alemania.
Ahora SCALE Nanotech está buscando socios estratégicos para escalar la tecnología para una eventual prueba en el espacio.
“Dejar caer grafeno y dispararlo con láser es fascinante. Pensar que esta investigación podría ayudar a los científicos a enviar instrumentos a través del sistema solar y, si uno se atreve a soñar, a sistemas estelares distantes en los próximos años es la guinda del pastel ”, dice Astrid Orr, del programa de investigación de vuelos espaciales humanos de la ESA.
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