Una investigación muestra por primera vez que las hormigas inactivas pueden actuar como una fuerza de trabajo de reserva.
(Agencia N+1/ Beatriz de Vera). Si lo primero que te viene a la mente cuando piensas en las hormigas es que son animales trabajadores, podrías llevarte una sorpresa. En 2015, biólogos de la Universidad de Arizona (EE.UU.) informaron que una parte considerable de los miembros de una colonia de hormigas pasa la gran mayoría de su día dedicándose a una tarea: no hacer absolutamente nada, algo que parecía inexplicable para los científicos.
El biólogo de la Universidad de Arizona, Daniel Charbonneau, ha dedicado su tesis doctoral al estudio del comportamiento de estas hormigas perezosas, y observó que son alrededor del 40% del total de los individuos. En un nuevo artículo, publicado en la revista PLOS ONE, este investigador muestra por primera vez que las hormigas inactivas pueden actuar como una fuerza de trabajo de reserva. Para llegar a esta conclusión, los científicos sacaron al 20% de los trabajadores activos de una colonia de hormigas Temnothorax rugulatus, y encontraron que, en una semana, fueron reemplazados en su mayoría por individuos que pertenecían al grupo perezoso, que aumentaron sus niveles de actividad para igualar los de los trabajadores perdidos.
Tipos de hormiga. El análisis de las grabaciones en video reveló que una colonia se descompone en cuatro grupos demográficos principales, según Charbonneau: las hormigas inactivas y perezosas; los llamados caminantes que pasan la mayor parte de su tiempo simplemente paseando por el nido; forrajeras que se encargan de tareas externas como el abastecimiento y la construcción de muros protectores de rocas diminutas; y enfermeras encargadas de las crías.
Otros investigadores habían sugerido anteriormente varias funciones de las hormigas vagas: desde servir como almacenes vivos de alimentos hasta poner huevos para el consumo de sus compañeros de nido. Charbonneau observó que, de hecho, las hormigas perezosas tienden a tener abdomen más distendido, sugiriendo la posibilidad de que puedan servir como despensas vivas. Pero esta observación, publicada en otro artículo reciente, necesita más pruebas para determinar si su circunferencia más grande es una causa o una consecuencia del estilo de vida más inactivo.
Estudio experimental. Para ver qué pasaría si la colonia perdiera cantidades considerables de miembros inactivos, Charbonneau y sus ayudantes hicieron otro experimento en el cual eliminaron el 20% menos activo. Encontraron que esas hormigas, a diferencia de sus pares de alto rendimiento, no fueron reemplazadas. El investigador afirma que los patrones similares se pueden observar en otros insectos sociales, como las abejas.
Hace unos días conocíamos la historia de una inusual colonia de hormigas que se encuentra en trabajando de modo persistente en un búnker nuclear, aisladas, sin luz, con frío y sin reina y esperando el fatal destino de eventualmente morir de hambre. Fueron descubiertas en el 2013 por un grupo de voluntarios contando murciélagos hibernando en el búnker (una estructura que fue parte de una base soviética nuclear abandonada cerca de Templewo en Polonia Occidental). Buscaron algún recurso alimentario que las hormigas pudiesen usar, pero no hallaron ninguno. En cambio, parecía que la hambruna les daba una oscura muerte. Se halló cadáveres de ellas alfombrando el suelo en capas algunos centímetros de gruesa, un aproximado de 2 millones insectos muertos. Al buscar los científicos algún apareamiento, no lo hallaron mucho menos larvas o capullos. Tampoco tenían reina. Se trata de un nido extraordinario que la clase trabajadora construyó por mero instinto.
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