Este virus puede esconderse en algunas células por décadas sin dejar huellas. Sin embargo, investigadores lograron rastrearlas en algunos pacientes.
Incluso después de una terapia antirretroviral exitosa, el VIH puede esconderse latente en una pequeña cantidad de células del sistema inmunitario durante décadas y resurgir para amenazar la vida de su huésped. Ahora, investigadores de la Universidad de Yale han descubierto una explicación molecular de cómo lo logra, según informan en la revista Science Translational Medicine.
Las células T CD4 de larga vida, que actúan como la memoria del sistema inmune de infecciones pasadas, son el refugio seguro del VIH. El virus en realidad se entrelaza en el ADN de las células T, pero debido a que el virus está inactivo, no deja nada para marcar su ubicación.
"El VIH se integra en el ADN humano para que la terapia antirretroviral no pueda encontrarlo y matarlo", explica el autor principal Ya-Chi Ho, profesor asistente de patogénesis y medicina microbiana.
"Es muy difícil estudiar estas células: solo una de cada millón de células T CD4 tiene VIH infeccioso --señala--. Son como dientes de león escondidos en el césped, imposibles de encontrar en la hierba, pero de repente pueden aparecer como flores amarillas".
Sin embargo, el equipo de Yale ha desarrollado una forma de encontrar estas células infectadas ocultas y también una forma potencial de controlar la propagación viral.
El equipo de Ho tomó células de pacientes con VIH que habían recibido terapia antirretroviral. Los científicos activaron el virus en las células T en una placa de laboratorio y utilizaron sondas fluorescentes para etiquetar el ARN viral que identifica las células infectadas.
Luego eliminaron estas células raras infectadas por el VIH y estudiaron células individuales en alta resolución. Este método, llamado HIV SortSeq, permitió a los investigadores rastrear la interacción entre el ARN del huésped y el virus dentro de las células individuales.
Descubrieron que el VIH esencialmente secuestra genes que permiten que las células T sobrevivan. Curiosamente, dijeron los investigadores, el VIH trabaja para promover la expresión de genes implicados en el cáncer. Esencialmente, el VIH arrebata el control de la activación de estos genes cancerosos de las células huésped. Aunque este proceso no causa cáncer en las células T, dijeron los investigadores, el proceso puede ayudar a que proliferen estas células T que albergan el VIH.
La comprensión de estos procesos podría ayudar a los científicos a desarrollar nuevas formas de controlar la infección por VIH.
Europa Press
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