Nuevos estudios en cerdos están allanando el camino para un objetivo en común para muchos científicos: resucitar órganos muertos. ¿Cuál es la finalidad?
Un grupo de científicos está buscando ‘resucitar’ órganos muertos de fallecidos con la finalidad de poder alargar su funcionalidad en personas que las necesiten.
El equipo pertenece a la Universidad de Yale y está compuesto de neurocientíficos que han logrado alargar la vida de órganos de cerdos luego de que estos hayan fallecido gracias a una mezcla de nutrientes, proteínas y medicamento.
Un estudio que abre la esperanza
Los investigadores indujeron a los cerdos al paro cardíaco y dejaron sus cuerpos en la sala de operaciones por horas.
Tras ello, conectaron a los animales una solución denominada OrganEx en su sistema circulatorio. Esta mezcla mantiene “aminoácidos, vitaminas, metabolitos y un cóctel de fármacos de 13 compuestos diferentes que han sido optimizados para promover la salud celular, disminuir el estrés y la muerte celular y suprimir la inflamación”.
El líquido se mezcla con la sangre del animal y juntas circulan por 6 horas sin triturar las capilares.
Posteriormente, los científicos se dieron con la sorpresa de que los cortes en cerebros, corazón, hígado y riñones tratados con esta solución arrojaban resultados de tejido sano y no desintegrado pese al pasar del tiempo. En un muerte convencionales, los órganos solo suelen duran máximo una hora.
Asimismo, los órganos reanudaron funciones básicas como la reparación del ADN y el mantenimiento de la estructura celular. Las células del corazón empezaron a latir, mientras que las células del hígado empezaron a absorber la glucosa de la sangre.
Para la posteridad
Solo en los Estados Unidos, más de 6 mil pacientes mueren esperando un trasplante y cada año mueren 700 mil personas debido a enfermedades de órganos en etapa terminal.
El descubrimiento, que deberá seguir siendo estudiado y probado, permitirá recuperar órganos de fallecidos y hasta mejorarlos para poder darlos a receptores que los necesiten.
Otros científicos están investigando si las proteínas anticongelantes de una especie de pez del Ártico puede prevenir la formación de cristales de hielo que terminan rompiendo las células de los órganos.
“Tenemos que tener cuidado de no especular cuando algo realmente puede afectar y transformar la sociedad”, declara el neurocientífico de la Universidad de Yale, Nenad Sestan, uno de las cabezas de la investigación.
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