La investigación estuvo a cargo de la UBC Sauder School of Business y publicada por el Journal of Consumer Psychology.
(Agencia N+1 / Daniel Meza) Una nueva investigación afirma que solo el hecho de decirle a una persona joven que está bebiendo un trago mezclado con bebida energética puede hacerle sentir más intoxicado, osado y sexualmente seguro. El trabajo fue publicado en Journal of Consumer Psychology.
El estudio, llevado a cabo por la UBC Sauder School of Business, es el primero en examinar el asombroso efecto placebo del marketing en las creencias del consumidor en lo que se refiere a alcohol mezclado con bebidas energéticas.
Los antecedentes. Estudios anteriores indicaron que la mezcla de alcohol y bebidas energéticas podía ser peligrosa, pero experimentos recientes demostraron que las personas que no sabían qué bebían hallaron que añadir energizantes al alcohol no surtía mayor efecto en la embriaguez y tampoco aumentaba el efecto del alcohol en el comportamiento.
Pese a esto, aquellos que conscientemente mezclaban bebidas energéticas y alcohol tenían el doble de riesgo de experimentar y cometer alguna agresión sexual o estar envueltos en un accidente de tránsito, en comparación con las personas que solo bebían alcohol.
Las mezclas. El etiquetado en el cóctel avisó de la presencia del energizante, describiéndolo como un “cóctel de vodka y Red Bull” o como un “cóctel de vodka” o como un “cóctel exótico”. Los participantes luego realizaron una serie de tareas en la computadora para medir su percepción de embriaguez y sus actitudes y comportamientos.
Los resultados arrojaron que avisar de la presencia del energizante incrementó significativamente la percepción de embriaguez, actitud osada y seguridad sexual, especialmente en aquellos que creían que el alcohol y la bebida energizante indefectiblemente tendría ese efecto.
En respuesta a estos hallazgos, los autores indicaron que las empresas deberían prohibir a sus marketeros promocionar sus bebidas ostentando sus efectos deshinibidores por lo que las regulaciones y códigos de conducta deben considerar el efecto no solo fisiológico, sino también psicológico de sus productos.
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