Un estudio revela que la tinta negra hecha del hollín puede ser empleada en tratamientos contra células cancerosas que se propagan, o metastatizan, a los ganglios linfáticos.
(Agencia N+1/Hans Huerto). Con más de dos mil años de tradición, la caligrafía china con tinta en el gigante asiático tradicional supo hacerse del cenit cultural de la época incluso por encima de la pintura, lo que ya dice mucho sobre la importancia de la palabra en esta nación asiática. La complejidad del cultivo del arte del escribir en este caso reside en que en el chino no existe un alfabeto sino una sucesión de símbolos que sirven para describir conceptos, por lo cual inscribir un grafema con esta técnica y lenguaje no era equivalente a escribir una letra en el alfabeto latino, por ejemplo, sino más bien un significado, de ahí la complejidad de cada símbolo y sus variantes. El material empleado es la tinta negra hecha del hollín que ha servido para la inscripción de documentos oficiales en la China imperial, por ejemplo. Hoy, ese mismo fluido es un nuevo aliado contra el cáncer.
Un estudio de la Sociedad Americana del Cáncer publicado en su revista ACS Omega revela que esta tinta puede ser empleada en tratamientos no invasivos eficaces contra células cancerosas que se propagan, o metastatizan, a los ganglios linfáticos.
La tinta china tradicional. Cuando las células cancerosas salen de un tumor, con frecuencia se dirigen a los ganglios linfáticos, que son parte del sistema inmunológico, expandiendo la enfermedad y dejando como principal opción de tratamiento a la cirugía. No obstante, la terapia fototérmica —el uso de radiación electromagnética— viene siendo objeto de estudio y experimentación por permitir el tratamiento no invasivo de tumores. Emplea una serie de nanomateriales que se inyectan y se acumulan en las células cancerosas, para luego ser calentados con un láser y así acabar con las células malignas en el proceso.
No obstante, muchos de estos nanomateriales son caros, difíciles de hacer y tóxicos. Hoy sabemos que la tinta china tradicional tiene propiedades similares a estos. Por ejemplo, es del mismo color, se fabrica en base a carbono y es estable en agua (el pigmento se prepara originalmente a partir del hollín). A diferencia de los materiales antes creados, el pigmento chino es inocuo.

Disección de sus propiedades. Los investigadores analizaron el tinte y encontraron que se compone de nanopartículas y capas delgadas de carbono. Al ser calentada con un láser, su temperatura aumentó en 131 grados Fahrenheit (55° C), mucho más que los nanomateriales actuales. Empleada en la aplicación de terapia fototérmica, la tinta china mató las células cancerosas en un plato de laboratorio. Este fue también el escenario observado en ratones con tumores.
Los investigadores también señalaron que el fluido podría actuar como una sonda para localizar tumores y metástasis, ya que absorbe la luz del infrarrojo cercano, que pasa a través de la piel. “Por dilución simple, se obtuvo una dispersión de tinta tradicional china estable, que presenta un excelente efecto fototérmico debido a su alta absorción [de radiación] en la región del infrarrojo cercana (NIR, por sus siglas en inglés)”, señala el trabajo.
Además, como reveló la tinción y la imagen fotoacústica, la tinta podría transferirse a los ganglios linfáticos cercanos después de inyectada directamente en los tumores primarios, para así ganarle terreno a la eventual diseminación del cáncer. “Bajo la guía de la cartografía de modalidad dual, los ganglios linfáticos centinela metastásicos podrían ser eliminados posteriormente por irradiación NIR”, añade el documento.
Video recomendado
Comparte esta noticia