La icónica actriz brasileña fue parte de una pequeña protesta en plena alfombra roja del Festival de cine de Cannes.
El Festival de Cannes sirvió de plataforma al equipo de la película brasileña "Aquarius", que quiso denunciar lo que considera un golpe de Estado encubierto en su país, que está "dividido" como nunca antes lo ha estado desde que se reinstauró la democracia, como resaltó la actriz Sonia Braga.
"Es muy importante entender que en Brasil está pasando algo", dijo la veterana actriz, que ayer participó con el resto del equipo del filme en una protesta en la alfombra roja de Cannes.
El director de la película, Kleber Mendonça Filho, dijo que la división en Brasil "es dramática y terrible" y está "sacando lo peor de las dos partes, pero especialmente de la derecha, que está mostrando "nociones de fascismo".
Como ejemplo señaló que en el Parlamento ha habido quienes han propugnado que las mujeres no trabajen porque se quedan embarazadas, o el hecho de que haya desaparecido el Ministerio de Cultura, ahora integrado en el de Educación.
"Hay gente en el nuevo Gobierno que son corruptos, ya hay casos y pruebas, y en el momento en que asuman su puesto tendrán que dimitir. Esto es muy dañino para nuestra democracia y es duro de aceptar", dijo Braga emocionada.
Esa situación es la que el equipo de "Aquarius", que participa en la competición oficial de Cannes, quiso denunciar ayer antes de la proyección de gala de la película, desplegando ocho pequeños carteles en los que señalaban lo que, a su juicio, pasa en Brasil.
"Brasil está viviendo un golpe de Estado" o "Brasil ya no es una democracia" fueron algunas de las frases que formaron una protesta que el equipo se pensó mucho cómo hacer.
"Si luchas, al menos tratas de defender tus derechos como ciudadano y eso es muy importante para mí", agregó la protagonista de filmes como "Doña Flor y sus dos maridos" o "Gabriela, clavo y canela".
La actriz recordó sus orígenes humildes, lo que le llevó a abandonar la escuela a los 14 años, en una familia de siete hijos a los que su madre tuvo que criar sola.
"No hay nada de malo con los pobres, el problema es con los ricos, que quieren más y más" y eso es lo que refleja "Aquarius", una película centrada en la especulación inmobiliaria que está expulsando a mucha gente fuera de las grandes ciudades, en las que solo pueden vivir los que tienen más dinero. EFE
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