La transformación en sistema de esa intuición constituye el estructuralismo, del que el extinto es considerado fundador
Claude Lévi-Strauss, que falleció a la edad de 100 años, cambió nuestra percepción del mundo al sentar las bases de la antropología moderna, e influyó en generaciones de científicos que siguen haciendo fructificar su pensamiento.
Desde los años 1950 y la publicación de su tesis sobre "Las estructuras fundamentales del parentesco" (1949), Lévi-Strauss aportó un nuevo método de análisis, que pasó a ser herramienta común de los antropólogos, especialmente en Francia.
El "parentesco" -es decir las reglas de alianza, filiación, residencia o transmisión de las poblaciones-- es el eje de la antropología, que estudia al hombre en su dimensión social.
"El gran asunto de la antropología es la variación entre las diferentes culturas. ¿Por qué hay culturas diferentes?", resume Anne-Christine Taylor, especialista de las culturas aborígenes de Amazonia y ex alumna de Lévi-Strauss.
"A esta cuestión, él aportó una mirada totalmente nueva, partiendo del postulado de que hay un orden detrás de las diferentes culturas. No es un azar. No es simplemente la historia que hace que las sociedades sean diferentes, y aún menos las diferencias, genéticas u otras, como se pensaba en el siglo XIX", agrega.
La transformación en sistema de esa intuición constituye el estructuralismo, del que Claude Lévi-Strauss es considerado fundador. A mediados de los años 1950, la publicación de "Tristes trópicos" (1955) consagró su reputación internacional.
El libro, de gran calidad literaria, le permitió llegar a un público amplio, mucho más allá de la sola comunidad científica. Y ello a pesar de que el estilo y el método de Lévi-Strauss suscitaron reticencias, en particular entre los científicos anglosajones.
Titular de la cátedra de antropología social del Colegio de Francia a partir de 1959, el antropólogo formó una primera generación de alumnos que, como Françoise Héritier, exploraron y prolongaron su teoría del parentesco.
"Hoy, una segunda generación sigue enriqueciendo la antropología inspirándose en las partes un poco subterráneas del pensamiento de Claude Lévi-Strauss", recalca Anne-Christine Taylor, que dirige el departamento de investigación y enseñanza del Museo del Quai Branly.
Científicos como Emmanuel Desvaux, que estudia las poblaciones indias de América del Norte, o Philippe Descola, especialista de los indios de Amazonia, hacen fructificar la herencia de Lévi-Strauss.
Pero el antropólogo influyó asimismo en jóvenes científicos brasileños, como Eduardo Viveiros de Castro, que explora la frontera entre filosofía y antropología. "Tienen una relación con la obra de Lévi-Strauss algo diferente de la de la generación anterior, a la vez más crítica y muy fiel al espíritu, cuando no a la letra, de su obra", señala Taylor.
El regreso de Lévi-Strauss se hizo en los últimos años a través de filósofos. Después de los grandes debates que lo opusieron en los años 1960 a Jean-Paul Sartre, entre otros, Lévi-Strauss (catedrático de filosofía en 1931) suscita un nuevo interés en tanto que filósofo, humanista y esteta.
En el centro de esa reflexión se sitúa el pesimismo de Claude Lévi-Strauss, obsesionado por la explosión demográfica y por la idea de que el mundo avanza en la dirección equivocada.
AFP
Desde los años 1950 y la publicación de su tesis sobre "Las estructuras fundamentales del parentesco" (1949), Lévi-Strauss aportó un nuevo método de análisis, que pasó a ser herramienta común de los antropólogos, especialmente en Francia.
El "parentesco" -es decir las reglas de alianza, filiación, residencia o transmisión de las poblaciones-- es el eje de la antropología, que estudia al hombre en su dimensión social.
"El gran asunto de la antropología es la variación entre las diferentes culturas. ¿Por qué hay culturas diferentes?", resume Anne-Christine Taylor, especialista de las culturas aborígenes de Amazonia y ex alumna de Lévi-Strauss.
"A esta cuestión, él aportó una mirada totalmente nueva, partiendo del postulado de que hay un orden detrás de las diferentes culturas. No es un azar. No es simplemente la historia que hace que las sociedades sean diferentes, y aún menos las diferencias, genéticas u otras, como se pensaba en el siglo XIX", agrega.
La transformación en sistema de esa intuición constituye el estructuralismo, del que Claude Lévi-Strauss es considerado fundador. A mediados de los años 1950, la publicación de "Tristes trópicos" (1955) consagró su reputación internacional.
El libro, de gran calidad literaria, le permitió llegar a un público amplio, mucho más allá de la sola comunidad científica. Y ello a pesar de que el estilo y el método de Lévi-Strauss suscitaron reticencias, en particular entre los científicos anglosajones.
Titular de la cátedra de antropología social del Colegio de Francia a partir de 1959, el antropólogo formó una primera generación de alumnos que, como Françoise Héritier, exploraron y prolongaron su teoría del parentesco.
"Hoy, una segunda generación sigue enriqueciendo la antropología inspirándose en las partes un poco subterráneas del pensamiento de Claude Lévi-Strauss", recalca Anne-Christine Taylor, que dirige el departamento de investigación y enseñanza del Museo del Quai Branly.
Científicos como Emmanuel Desvaux, que estudia las poblaciones indias de América del Norte, o Philippe Descola, especialista de los indios de Amazonia, hacen fructificar la herencia de Lévi-Strauss.
Pero el antropólogo influyó asimismo en jóvenes científicos brasileños, como Eduardo Viveiros de Castro, que explora la frontera entre filosofía y antropología. "Tienen una relación con la obra de Lévi-Strauss algo diferente de la de la generación anterior, a la vez más crítica y muy fiel al espíritu, cuando no a la letra, de su obra", señala Taylor.
El regreso de Lévi-Strauss se hizo en los últimos años a través de filósofos. Después de los grandes debates que lo opusieron en los años 1960 a Jean-Paul Sartre, entre otros, Lévi-Strauss (catedrático de filosofía en 1931) suscita un nuevo interés en tanto que filósofo, humanista y esteta.
En el centro de esa reflexión se sitúa el pesimismo de Claude Lévi-Strauss, obsesionado por la explosión demográfica y por la idea de que el mundo avanza en la dirección equivocada.
AFP