La actriz y cantante estadounidense de jazz y pop participó el recordadas películas como “Quiéreme o déjame” y trabajó con el cineasta Alfred Hitchcock.
1940. Billie Holiday, Patti Page y Sarah Vaughan sonaban en la radio. Mientras tanto, una joven Doris buscaba incursionar en el cine, y así lo hizo cuando fue convocada para rodar la película “Romance on the High Seas” (1948).
Siempre fue la novia perfecta, la esposa soñada: era hermosa, rubia, joven e irradiaba felicidad, por lo que fue bautizada con el nombre “la novia de américa” y la industria aprovechó su aparente vulnerabilidad.
Así, protagonizó películas del género llamado “Comedias de costumbres”, en donde interpretaba a la joven rubia y buena, que dejaba el lado el amor para trabajar intensamente.
Llegó a la cima del éxito en los años 50 del siglo pasado, pero la revolución sexual en el universo del cine, la televisión y la música la alejó de las pantallas: Doris Day no encajaba el arquetipo de una mujer liberada.
A pocas horas de su muerte, sin embargo, los cinéfilos la recuerda por películas como “Confidencias a medianoche” (un éxito en taquilla), por la que recibió su primera y única nominación al Oscar. “Pijama” también es un filme en el participó, en el cual pudo trabajar con legendarios cineastas como Alfred Hitchcock y Michael Curtiz.
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