En el primer episodio de su programa Fuera de Serie, Raúl Vargas conversó con la exministra y cantante peruana sobre su legado musical y el orgullo afroperuano.
Raúl Vargas conversó con Susana Baca en San Luis de Cañete, al sur de Lima, donde trabaja con un grupo de diez jóvenes talentos musicales en el Centro Cultural de la Memoria para mantener y cultivar la tradición afroperuana. Con 73 años cumplidos el pasado 24 de mayo, la cantante, compositora y ex ministra de Cultura contó en el programa Fuera de Serie de RPP Noticias cómo mira en perspectiva su carrera, en la que dijo haber conseguido una "cosecha de hijos musicales” alrededor del mundo.
¿Qué significa tu fama acumulada? ¿Cuánto ha cambiado Susana en su percepción personal y en su relación con el Perú?
Me tocó el momento de tomar conciencia de todo lo que había difundido en el mundo, de lo que sigo difundiendo y que de pronto tenía a jóvenes. Fui a una celebración de un 8 de marzo de hace algunos años, sola, sin músicos, y me encontré con jóvenes que han tocado mi música, que han cantado lo que yo canto y que sabían perfectamente las canciones. Ellos podían tranquilamente acompañarme y yo, sentirme arropada con estos jóvenes.
Me di cuenta y dije: esto es lo que he sembrado, esto es lo que he entregado y ahora tengo esta cosecha de hijos musicales por todo el mundo. Un día se presentó un chico de origen inglés, creo, no recuerdo bien, pero era un violinista que escuchó los cantos de Navidad que hago y que son de aquí. Él los tocaba, los había aprendido y me pedía participar en mi grupo. Lo invitamos y nos entendimos a través de la música, porque él habla inglés y yo no hablo nada (risas).
Festejo, Atajo de negritos, Ingá, Landó, Marinera, Samba landó, Saña, Zapateo, Zamacueca, Agua de nieve, Amor fino, Alcatraz, Golpe de tierra, Canto de jarana, Congorito, Cumanana, Chilena, Habanera y por supuesto, las décimas también. ¿Sientes que se ha logrado mirar de otra manera estos géneros, que esa es una contribución tuya, y se ha vuelto parte de la nacionalidad peruana, de esta multiplicidad racial y cultural que es el Perú? ¿Se ha logrado este objetivo?
Yo creo que sí lo hemos logrado. No todos, porque algunos ritmos que has nombrado se han quedado en el olvido, pero algunos que están vigentes los he interpretado y los he puesto en los grandes escenarios del mundo. La gente ha podido apreciar y decir "eso es del Perú, eso suena así". Hemos podido entregar estos matices que tenemos de nuestra cultura afroperuana, hemos mostrado lo de la zona, donde convivimos negros e indios. En las cosechas de algodón, en las cosechas de la caña de azúcar, participaban negros e indios y cantábamos, y todavía sigue. Acá tienes gente de Apurímac, de Huancavelica, huancaínos, gente que celebra y con la que compartimos la vida. Esa es nuestra riqueza como Perú.
Hemos conquistado un terreno enorme con la música negra, con su baile, con sus expresiones. ¿Hay escuela? ¿Existen nuevos compositores?
Hubiéramos querido tener más compositores. Tenemos a una Chabuca Granda que se metió en la música negra y que creó canciones con mucha poesía con la música negra. Ella tocó con grandes músicos afroperuanos como don Vicente Vásquez, Félix Casaverde, el guitarrista Rufino [Ortiz]. Tienes todo eso y tienes un André Soto con toda su maravillosa composición. Dentro de los jóvenes está un Javier Lazo. Pero nos falta más. Nos gustaría que los jóvenes de ahora crearan muchas más canciones con mucha más poesía o más al encuentro de lo que siente la gente hoy, que expresen lo que la gente siente ahora. Tenemos un ‘Mayoral’ que habla de la esclavitud, cantos de las jornadas de trabajo, pero que ya son antiguos.
Los tiempos han cambiado, por supuesto…
Claro y hay cosas que nos emocionan en este momento.
Lo que no se ha perdido es el ritmo.
No, no, el ritmo no.
El rimo y el uso de una serie de aparatos que adquieren una valencia distinta, una resonancia enorme.
Sabiéndolos usar, ¿no? (risas).
NUEVOS HORIZONTES
¿Cómo nace la idea de la creación de este Centro Cultural de la Memoria de Santa Bárbara instalado en San Luis de Cañete?
Luego de haber sido premiada con el Grammy (2011), por el que me hizo homenaje el presidente de la República, acá en el sur me dijeron "Susana, te vamos a hacer homenaje nosotros también". Allí es donde yo prometo instalar un centro cultural acá en Santa Bárbara y venir aquí a trabajar por el desarrollo de nuestra música y encontrar a los jóvenes talentos.
¿Cómo responden las familias a este esfuerzo?
Hay algunos problemas. Algunas señoras mayores en San Luis se sienten muy involucradas en la música porque la sienten en la sangre. Pero cuando tocas el tema de aceptarse y ser negro, tener el orgullo de serlo, la gente tiene reparos en declarar su herencia afro.
Y ese ha sido gran parte de tu esfuerzo precisamente, tanto en la música como en tu actuación como maestra y tal. ¿Has sentido en algún momento que había discriminación para contigo?
Claro, yo la he sufrido en carne propia. No me gustaría que ningún niño, ningún joven vuelva a sentir lo que sentí. ¿Cómo tenemos que hacer? Tenemos que ver cuánto valemos.
Podemos hablar con el mismo orgullo de la música negra, de la música andina, de la música mestiza, de la criolla, y seguramente se incorporara música entre chino-peruana y nipo-peruana.
Claro, porque esa es justamente la herencia maravillosa que tiene el Perú. Es un país de todas las sangres, como decía José María Arguedas, y así es que somos todos.
De todas las sangres, de todos los sabores, de todos los colores.
(Risas) Unos más que otros, los tonos de la piel van variando y esa es nuestra riqueza.
Se expresa en todo en realidad, no solo en la música sino también en la pintura. En el Perú estamos en una revolución de conceptos, de métodos y de creaciones excepcionales. A diferencia de las épocas primeras que nosotros hemos conocido bien.
Sí. Yo creo que vamos por buen camino.
Y la contribución desde Santa Bárbara, en San Luis de Cañete, es justamente eso, abrir caminos. Felicitaciones Susana.
Muchas gracias.
COSECHAR LOS FRUTOS
El reconocimiento que has ganado, no solo en el Perú sino internacionalmente, es excepcional. ¿Cómo sientes toda esa vocación que se ha ido extendiendo, que ha ido generando voluntarismo y emoción? ¿Cómo el mundo ha comenzado a sentir al Perú de una manera mucho más intensa gracias a ti?
Ay, pero a mí solita no (risas). Hay otros también ahí
Háblanos de tus reconocimientos, de los triunfos y éxitos.
Realmente son muchos, muy emocionantes, es muy bello tener esos premios. Si bien no lo es todo, tú no haces música para que te den ese premio, te dices “no me equivoqué, ¿no?”. Vinieron los Grammys, y los otros premios que me han dado por el mundo. El último que recibo es de Finlandia, que cumple 100 años y ha nombrado a personas destacadas del Perú, entre las que estoy yo.
En el Perú también has recibido muchas distinciones y has llegado a ser ministra de Cultura. ¿Cómo fue esa experiencia?
Yo siempre estaré agradecida por esa oportunidad de trabajar por mi país. Lo que pasó después es que no tuve el presupuesto debido, pero luché por eso. Trabajamos intensamente con gente de muy buen nivel, preparada. Nos tocó concretar la ley de consulta previa de los pueblos indígenas, hacer una representación en un congreso muy importante en Bahía con presencia de presidentes. Era sobre el racismo justamente.
El racismo en nuestros países se tendría que penalizar porque es algo que nos daña como sociedad. A nosotros nos falta mucho camino por recorrer en ese sentido. Recuerdo a mi madre y a mis parientes, que hemos sufrido en algún momento ese tratar de esconderse para no ser vistos.
Otra cosa que me interesaba saber es esta reacción latinoamericana. Tú has logrado grabar varios discos con artistas latinoamericanos. Así como estamos diciendo que en el Perú hay unidad sobre la diversidad, América Latina también es unitaria.
Sí, he estado en muchos países y he logrado que me acompañen músicos argentinos, de Mendoza por ejemplo. También he estado en Buenos Aires compartiendo. Este camino de la música no es fácil, de ninguna manera, pero no me arrepiento de un solo minuto.
Cada minuto ha sido precioso…
Precioso, se ha convertido en perlas, o en flores o en frutos que ahora cosecho.
¿Qué vas a hacer mañana, pasado mañana? Por lo menos consagrar a todos estos jóvenes, ¿no?
Sí, sí, sí. Me emociono mucho de oírlos. Están tocando y sintiendo nuestra música, con mucho sentimiento. Eso es muy emocionante.
Hemos notado, por lo que hemos escuchado, que aquí también hay creatividad. Se está cambiando el estilo tradicional e incorporando instrumentos y elementos de la cultura contemporánea.
Algunos vienen del rock. Tienen que poner algo de su alma y lo hacen sin artificios, con naturalidad. Eso es lo más bonito de hacer la música.
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