Entidad bancaria nipona amplió su programa de compra de activos y préstamos en 10 billones de yenes (119.000 millones de dólares) a 101 billones de yenes.
El Banco de Japón ofreció su tercera dosis de estímulo monetario en cuatro meses el jueves en un preludio a una acción más agresiva el próximo año, en momentos en que enfrenta la presión creciente del próximo líder del país para que intensifique los esfuerzos contra la deflación.
Shinzo Abe, cuyo opositor Partido Liberal Democrático (PLD) ganó las elecciones del domingo, ha puesto a la independencia del banco central en la línea llamando repetidamente a una objetivo vinculante de inflación de un 2 por ciento, el doble de la meta actual de precios.
El Banco de Japón (BOJ, por su sigla en inglés) amplió su programa de compra de activos y préstamos en 10 billones de yenes (119.000 millones de dólares) a 101 billones de yenes, una medida ampliamente esperada para aliviar su política monetaria en respuesta a la intensa presión política.
También indicó una revisión de su objetivo actual de inflación de un 1 por ciento en su próxima reunión de política monetaria en enero, cuando Abe tendrá un nuevo gabinete en su lugar listo para negociar con el banco central.
"El banco discutirá en la próxima reunión la estabilidad de precios a mediano y largo plazo que busca alcanzar en la conducción de la política monetaria", dijo la entidad en un comunicado después de la reunión del jueves.
Con la última acción, la entidad ha ampliado las compras de activos cinco veces este año, la actividad más frecuente durante un año en una década. La última vez que ofreció tantos alivios fue en el 2001, cuando el entonces gobernador Masaru Hayami luchaba contra una crisis bancaria nacional.
Los mercados habían descontado la acción del banco el jueves, con 14 de los 19 economistas encuestados por Reuters la semana pasada esperando una mayor expansión a través de un aumento de las compras de activos.
El yen ha caído casi un 9 por ciento frente al dólar desde septiembre debido a que la aparición de Abe como el probable nuevo primer ministro elevó las expectativas del mercado de una política más expansiva y un mayor gasto.
El dólar subió desde cerca de 84,23 yenes a un máximo intradiario de alrededor de 84,39 unidades justo después de la decisión del Banco de Japón, pero luego se debilitó. Más tarde cotizaba en 84,21 yenes, con un repliegue de un 0,2 por ciento en el día.
Abe ha dicho que una vez que forme un gabinete el 26 de diciembre dará instrucciones a sus ministros para que comiencen a trabajar con el Banco de Japón en el establecimiento de un objetivo compartido de inflación.
Si bien la receta de Abe ha tenido el efecto deseado en el mercado hasta ahora, depreciando al yen e impulsando al promedio de la bolsa japonesa, el Nikkei, por encima de los 10.000 puntos por primera vez en más de 8 meses, los analistas dicen que inyectar más dinero en la economía solo la beneficiará temporalmente a menos que le sigan esfuerzos para mejorar el crecimiento potencial del país y contener su creciente deuda.
Algunos en el banco central, particularmente los responsables más ortodoxos, querían aplazar cualquier acción hasta enero, cuando habrá más claridad sobre las nuevas políticas del gobierno y el organismo realizará una revisión trimestral de sus proyecciones de expansión de largo plazo.
Pero eso hubiera sido demasiado costoso pues la confianza empresarial está muy baja y las empresas demoran los planes de gasto de capital por la debilidad de la demanda global, aumentando la evidencia de que cualquier rebote de la recesión a inicios del 2013 solo será menor.
"La economía japonesa se sigue deteriorando y se prevé que siga débil", dijo el banco central, ofreciendo una evaluación negativa de la tercera economía mundial, que actualmente cursa su cuarta recesión desde el 2000.
REUTERS
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