La Junta Nacional del Café además advierte que esta reducción limitará los esfuerzos para masificar el consumo en el mercado interno.
La última reducción arancelaria al café verde importado de 17% a 11% ha sido un trago muy amargo de pasar para los productores cafetaleros. La Junta Nacional del Café asegura que facilitar el ingreso de café extranjero limitará los esfuerzos para masificar el consumo en el mercado interno y combatir el narcotráfico.
“Nos parece que es una contradicción central de la política de Estado que en vez de promover el desarrollo interno, faciliten la importación de estos insumos, justo cuando en el Perú estamos trabajando por el desarrollo del consumo interno”, comentó a RPP Noticias el gerente general de la JNC Lorenzo Castillo.
Perú es una de las diez naciones con mayor producción de café del mundo, pero hoy en día exporta casi el 95% de su producción, mientras que el otro 5% se distribuye en cafés, hoteles de lujo y aeropuertos.
Y es que según Castillo no hay una cultura de consumo de este exquisito grano. Detalla por ejemplo, que mientras en el Perú se consume 660 gramos per capita por año en países productores como Brasil y Colombia el consumo es de 6 y 2 kilos respectivamente.
“El Perú esta en la cola y por eso queremos trabajar el mercado interno que es un derecho legitimo para mejorar los precios a todos los actores de la cadena, sobre todo al eslabón más débil que son los productores”, indicó.
Las facilidades tributarias que ha otorgado el MEF al café importado también representarán un freno a la lucha contra el narcotráfico a opinión de Castillo. Y es que según explica, el café es un cultivo alternativo al de la hoja de coca.
“Estamos desarrollando el mercado interno del consumo del café como parte de una estrategia para enfrentar la economía ilícita (narcotráfico) que esta creciendo en todo el corredor cafetalero, entonce medidas como facilitar la importación y competencia desleal con nuestro café favorece la situación de economía ilícita”, manifestó.
En Perú el café se produce en 210 distritos rurales, ubicados en 47 provincias de diez departamentos, da trabajo a 150 mil campesinos y genera empleo a dos millones de personas que viven de la actividad cafetalera en las zonas rurales.
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