Invertir en políticas amigables para las familias contribuye a niñas y mujeres alrededor del mundo, promueve el desarrollo económico y potencia la educación de niños y adolescentes
La equidad de oportunidades y salarios en el ámbito laboral entre hombres y mujeres trae efectos positivos para la sociedad. Según Unicef, medio billón de trabajadores está involucrado en las cadenas de suministros globales; y apoyar a las mujeres empresarias en esta cadena trae beneficios como: la formación profesional en la carrera de las trabajadoras, elimina las diferencias de género en prácticas laborales y establece un salario digno y equitativo.
Además, invertir en políticas familiares en pro de la igualdad estimulan el crecimiento económico. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las políticas amigables para las familias en los países nórdicos, introducidas en los últimos 50 años, han aumentado el empleo femenino y tuvieron un impacto de entre 10% a 20% del PBI per cápita.
No solo eso, según un informe de Mckinsey de 2016, la participación igualitaria de las mujeres en la fuerza de trabajo añadiría 12 billones de dólares a la economía mundial en 2025. El empoderamiento laboral femenino tiene un efecto positivo en el financiamiento de sus familias, economías y empresas.
Esto también tiene efectos positivos para el desarrollo de la primera infancia. Tomando en cuenta el dato de Unicef - el 43% de los menores de cinco años no alcanza su potencial en países de ingresos bajos – la equidad de oportunidades y salarios en el trabajo permitirá que los padres inviertan en las capacidades de la niñez, sus habilidades y futura productividad. Es por ello que la inversión en estos temas no solamente contribuye con el desarrollo de la mujer, sino que genera una cadena virtuosa que beneficia a diversos miembros de la familia.
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