Del adolescente idolatrado por medio mundo en Beverly Hills 90210 apenas quedan en Priestley los ojos y su media sonrisa. Ni rastro del hermano de Brenda.
El actor canadiense Jason Priestley fue el encargado de inaugurar la feria audiovisual MipTV de Cannes con un entierro: el de su celebérrimo personaje Brandon Walsh en "Beverly Hills 90210", al que ahora da la vuelta en "Call me Fitz", serie que produce, protagoniza e incluso dirige.
Del adolescente idolatrado por medio mundo apenas quedan en Priestley los ojos y su media sonrisa. El resto ha crecido o ha cambiado. Ni rastro del hermano de Brenda. "Cuando pienso en Brandon no puedo creerme lo viejo que soy. ¡Han pasado ya veinte años! Espero al menos ser ahora más sabio".
Ahora parece tener, al menos, la sabiduría suficiente para sentirse capaz de poner fin al fantasma de aquel personaje. "Cuando asumes durante diez años a alguien tan popular de alguna manera sabes que es un equipaje con el que siempre tendrás que cargar", reconoció.
"Teniendo en cuenta que mi cara estaba en fundas de almohada, pijamas y tabletas de chocolate, tuve que hacer todo lo que pude para combatir eso y ser tomado en serio", bromeó.
Sus intentos de desencasillamiento lo ilustran cintas como el filme independiente de temática gay "Amor y muerte en Long Island" o, ahora esperando que sea la definitiva, "Call me Fitz", en la que reina la incorrección política. "El humor negro nunca está de más", reconoció.
Además, después de aparecer brevemente en series como "My name is Earl" o "Medium", vuelve a la cabeza del cartel, respaldado por secundarios como Joanna Cassidy o Ernest Grunwald.
"No he parado de trabajar y en productos muy dignos, pero en papeles secundarios o terciarios. Ahora soy de nuevo el chico de la serie y es donde me gusta estar", confesó.
Richard Fitzpatrick, su personaje, es un auténtico antihéroe. Un trapisondista de la venta de coches de segunda mano cuya última argucia se salda con un accidente en el que su clienta queda en coma.
Con su incorregible actitud lidiará Larry, un ser misterioso que dice ser su conciencia, así como un entorno familiar que también parece estar bastante alejado de las convenciones morales. "Pero creo que Fitz no evoluciona ni evolucionará nunca. Al menos eso espero", dice el actor de esta serie, creada por la también canadiense Sheri Elwood.
Para preparar un personaje tan cómicamente detestable, buscó dentro de sí, pero sobre todo, lógicamente, en personas ajenas. "Tomé prestados muchos detalles horribles para mi personaje de gente que conozco -entre los que incluyó irónicamente al ex vicepresidente de los Estados Unidos Dick Cheney- pero los camuflé de manera que "ellos han visto la serie y no se han sentido ofendidos".
Y si bien el humor de esta nueva serie no tiene nada que ver con la dinámica de culebrón juvenil que dio la gloria a "Beverly Hills 90210", Priestley parece cómodo con la comedia. "Si está muy bien escrita, como es el caso, en realidad me parece un género más fácil", aseguró en referencia a los trece capítulos ya rodados.
El actor asume además la producción de "Call me Fitz" -una serie "inteligente, divertida y completa", dijo- e incluso se atreve a dirigir dos episodios de la primera temporada: "Es una oportunidad para trabajar más de cerca con tus compañeros, aunque también es mucho trabajo estar a un lado y otro de la cámara", explicó.
"Call me Fitz" está producida por Big Motion Pictures, Amaze Films and Television y E1 Enterteintment y en Canadá ya ha sido contratada una segunda temporada.
Priestley, además de presentar su vuelta a la pantalla como protagonista absoluto, ha sido junto a Jean Claude Vandamme la presencia más destacada de este inicio del MipTV de Cannes y ejercerá esta noche de maestro de ceremonias de los Emmy Digitales Internacionales.
-EFE
Del adolescente idolatrado por medio mundo apenas quedan en Priestley los ojos y su media sonrisa. El resto ha crecido o ha cambiado. Ni rastro del hermano de Brenda. "Cuando pienso en Brandon no puedo creerme lo viejo que soy. ¡Han pasado ya veinte años! Espero al menos ser ahora más sabio".
Ahora parece tener, al menos, la sabiduría suficiente para sentirse capaz de poner fin al fantasma de aquel personaje. "Cuando asumes durante diez años a alguien tan popular de alguna manera sabes que es un equipaje con el que siempre tendrás que cargar", reconoció.
"Teniendo en cuenta que mi cara estaba en fundas de almohada, pijamas y tabletas de chocolate, tuve que hacer todo lo que pude para combatir eso y ser tomado en serio", bromeó.
Sus intentos de desencasillamiento lo ilustran cintas como el filme independiente de temática gay "Amor y muerte en Long Island" o, ahora esperando que sea la definitiva, "Call me Fitz", en la que reina la incorrección política. "El humor negro nunca está de más", reconoció.
Además, después de aparecer brevemente en series como "My name is Earl" o "Medium", vuelve a la cabeza del cartel, respaldado por secundarios como Joanna Cassidy o Ernest Grunwald.
"No he parado de trabajar y en productos muy dignos, pero en papeles secundarios o terciarios. Ahora soy de nuevo el chico de la serie y es donde me gusta estar", confesó.
Richard Fitzpatrick, su personaje, es un auténtico antihéroe. Un trapisondista de la venta de coches de segunda mano cuya última argucia se salda con un accidente en el que su clienta queda en coma.
Con su incorregible actitud lidiará Larry, un ser misterioso que dice ser su conciencia, así como un entorno familiar que también parece estar bastante alejado de las convenciones morales. "Pero creo que Fitz no evoluciona ni evolucionará nunca. Al menos eso espero", dice el actor de esta serie, creada por la también canadiense Sheri Elwood.
Para preparar un personaje tan cómicamente detestable, buscó dentro de sí, pero sobre todo, lógicamente, en personas ajenas. "Tomé prestados muchos detalles horribles para mi personaje de gente que conozco -entre los que incluyó irónicamente al ex vicepresidente de los Estados Unidos Dick Cheney- pero los camuflé de manera que "ellos han visto la serie y no se han sentido ofendidos".
Y si bien el humor de esta nueva serie no tiene nada que ver con la dinámica de culebrón juvenil que dio la gloria a "Beverly Hills 90210", Priestley parece cómodo con la comedia. "Si está muy bien escrita, como es el caso, en realidad me parece un género más fácil", aseguró en referencia a los trece capítulos ya rodados.
El actor asume además la producción de "Call me Fitz" -una serie "inteligente, divertida y completa", dijo- e incluso se atreve a dirigir dos episodios de la primera temporada: "Es una oportunidad para trabajar más de cerca con tus compañeros, aunque también es mucho trabajo estar a un lado y otro de la cámara", explicó.
"Call me Fitz" está producida por Big Motion Pictures, Amaze Films and Television y E1 Enterteintment y en Canadá ya ha sido contratada una segunda temporada.
Priestley, además de presentar su vuelta a la pantalla como protagonista absoluto, ha sido junto a Jean Claude Vandamme la presencia más destacada de este inicio del MipTV de Cannes y ejercerá esta noche de maestro de ceremonias de los Emmy Digitales Internacionales.
-EFE
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