Una historia verdaderamente penosa. Casi 150 chilenos compraron un paquete pero se quedaron sin entrar a los dos últimos partidos de su selección en la fase de grupos.
Un grupo de hinchas chilenos compró un paquete mundialista que incluía el transporte a Brasil, estadía en hotel y entradas para los primeros tres partidos de la ‘Roja’ en el Mundial.
Alrededor de 180 hinchas consiguió esta oferta, que les costó casi 4200 dólares a cada uno. Desde el inicio se vio que había algo “raro” en el servicio de la empresa encargada de este paquete pero lo más penoso fue que muchos de ellos no pudieron ingresar a los últimos dos partidos.
Según Leonardo Baño, profesor de educación física de 42 años, los buses que los trasladaron desde Chile a Cuiabá, ciudad del primer partido de la selección de Sampaoli, no eran lo que esperaban. Fueron muy lento y los asientos no eran tan cómodos.
El viaje duró 24 horas más de lo previsto porque decidieron tomar un camino, que supuestamente era más rápido para llegar a Cuiabá: "Fue la peor decisión: los caminos eran horribles. Había que bajarse de los ómnibus para que pudieran pasar. Estuvimos entre 20 y 23 horas para hacer 300 kilómetros", indicó Baño, quien añadió que llegaron solo dos horas antes del encuentro.
Para colmo, las entradas también llegaron tarde e ingresaron sobre la hora al choque entre Chile y Australia.
Baño indicó que el segundo partido era el que más los ilusionaba: contra el campeón España en el legendario estadio Maracaná de Río. Pero apareció apenas un puñado de entradas que repartieron entre los más jóvenes y veteranos, por lo que solo pocas personas pudieron ingresar a ver el encuentro.
Agregó que algunos fueron de todos modos al Maracaná a mostrar los recibos de compra de entradas, con la esperanza de que los dejaran pasar. "Cuando no había ninguna opción, comenzaron los llantos. Vimos a hombres de 30 y 40 años llorar”, dijo.
Al día siguiente, los empresarios les comunicaron que tampoco conseguirían las entradas para el partido de este lunes ante Holanda, en Sao Paulo. Baño dijo que entonces un subgrupo robó el único puñado de entradas que había, como una manera de resarcirse del perjuicio. Eso generó disputas dentro del grupo mismo, con gritos y "casi golpes".
Al final, los que se quedaron sin entradas negociaron con los empresarios para que les devolvieran el 30% del costo del paquete, para así no iniciar acciones legales. "Se llegó a un acuerdo y lo firmaron casi 80 personas", dijo el cónsul chileno en Río, Samuel Ossa, que actuó como "ministro de fe" del pacto.
Frustrados, algunos decidieron regresar a Chile y otros siguieron camino a Sao Paulo para conocer el estadio Arena Corinthians, aunque sea desde afuera.
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