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Alguien tiene que preparar los caminos

El Adviento tiene mucho de esperanza. Mejor dicho, es tiempo de esperanza. Por eso es tiempo de arreglar los caminos, porque Alguien está viniendo.

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El Adviento tiene mucho de esperanza. Mejor dicho, es tiempo de esperanza.
Por eso es tiempo de arreglar los caminos, porque Alguien está viniendo.
Y esto vine de lejos, porque ya lo anunció Isaías: “yo envío mi mensajero delante de ti para que e prepare el camino”.

El mundo estaba lleno de camino. Hoy no solo tenemos caminos, disponemos de autovías, de autopistas por las que da gusto correr.
Pero a Dios parece que no le gustan esos caminos.
Quiere otros caminos, caminos nuevos.
No le gustan los caminos trillados por donde todos andan.
Le gusta estrenar caminos nuevos.
Es que los viejos caminos parece que no sirven para la novedad de Dios.
Lo de siempre no sirve para lo nuevo.
Lo de siempre solo nos lleva a lo de siempre.
Y Dios quiere caminos de nuevas esperanzas, de nuevas ilusiones y de nuevas posibilidades.
Hay caminos por los que no pueden andar los nuevos medios de locomoción.
Hay caminos por los que Dios no puede caminar.
Por eso quiere caminos nuevos allí donde no hay caminos como es el desierto.

El futuro y lo nuevo no caminan por los viejos caminos.
El futuro y lo nuevo necesitan también caminos nuevos.
Jesús dirá algún día que no se pega un paño nuevo en paño viejo, ni se echa vino nuevo en odres viejos porque se romperían los odres y se perdería el vino.

También hoy se necesitan de esos mensajeros que van no por detrás sino por delante.
También hoy se necesitan espíritus creativos que abran:
 nuevos caminos pastorales,
nuevos caminos de evangelización,
nuevos caminos de anuncio del Evangelio,
nuevos caminos que faciliten el encuentro de Dios con el hombre.
Maneras nuevas de presentar el Evangelio.
Maneras nuevas de llegar hasta donde están los hombres.
Maneras nuevas de hacer creíble el Evangelio a los hombres.

Hasta es posible que también tengamos que alejarnos de Jerusalén, para comenzar lo nuevo en el desierto, lejos de todo aquello que se resiste al cambio.
Pero para ello es preciso esperar a Alguien.
Porque quien no espera a nadie se siente bien donde está y como está.
Para ello es preciso abrirse a la esperanza de que las cosas tienen que cambiar.
Quienes no tienen nada que cambiar se sienten cómodos como están las cosas.
Quienes la palabra cambio es un peligro a todo lo anterior han renunciado a las esperanzas de Dios, por más que su instalación en el pasado la justifiquen en nombre de Dios.

Por eso los nuevos caminos comienzan por la conversión del corazón.
Los nuevos caminos comienzan por la conversión de nuestras mentes.
Los nuevos caminos comienzan por abrir las puertas del corazón a lo nuevo, del que está viniendo.
Los nuevos caminos comienzan por reconocer y confesar nuestros pecados de hacernos dueños de Dios, y bautizarnos en la novedad del Espíritu.

Aquel a quien esperamos lo cambió todo:
Cambió el nuevo rostro de Dios.
Pero eso no se puede cambiar aferrados a la Ley.
Cambió el Templo en nuevos templos.
Pero eso no se puede cambiar aferrados al templo de piedra de Jerusalén.
Cambió la ley escrita en piedras en la nueva ley del corazón.
Pero el corazón no se puede cambiar con el poder sino con la humildad, el rebajarse, si no es con el amor.

La Navidad no puede quedar reducida a la “ternura de un niño pobre en un pesebre de pastores”.
Su nacimiento ya es un cambio. Es el cambio de cuna.
Su nacimiento ya es el cambio de Dios que se rebaja y se hace uno de nosotros.
Su nacimiento ya es el cambio por una nueva esperanza.

Siempre se necesitan hombres y mujeres capaces de reconocer que “detrás de ellos viene el que es y puede más que yo”.
Reconocer que no somos los únicos que tenemos la verdad.
Reconocer que no somos los únicos que lo podemos todo.
Reconocer que detrás siempre hay “Otro” que va más lejos.
El Adviento tiempo de espera. Tiempo de esperanza. Tiempo de abrir caminos para la novedad de Dios en la historia. Adviento y Navidad nos hablan de que Dios no es viejo, sino que Dios se hace nuevo cada día entre nosotros.

Clemente Sobrado C.P.
www.iglesiaquecamina.com

Amigos tenéis una invitación a formar parte del
Club Amigos de la Esperanza.
Tenemos que ser luz para los que no ven.
Tenemos que llevar una esperanza a quienes ya la han perdido.
Para ello Amigos tenéis una invitación a formar parte del Club Amigos de la Esperanza.

http://clubdelaesperanza.blogspot.com/

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