´Lebanon´, largometraje del director debutante Samuel Maoz sobre la guerra del Líbano, triunfó en la Mostra de Venecia.
La película "Lebanon", dirigida por el israelí Samuel Maoz, obtuvo el León de Oro del 66 Festival internacional de cine de Venecia. El presidente del jurado, Ang Lee, anunció el premio para este alegato antibelicista que cuenta 24 horas en la vida de un grupo de jóvenes soldados en el interior de un tanque durante la primera guerra del Líbano, en 1982.
Una historia muy personal, basada en los recuerdos del director y con la que ha tratado de acabar de una vez con los demonios que su participación en la guerra le crearon cuando apenas tenía 20 años.
Al recoger el premio, Maoz quiso dedicarlo a "las miles de personas en el mundo que vuelven de la guerra, como yo, aparentemente bien. Se casan y tienen hijos pero en su interior permanecen vacíos en sus almas".
"En el momento en el que dejamos de matar, paramos la guerra ahora es inocente decirlo pero quiero creer que un día acabaremos con ella".
Un feliz director que acabó su discurso al grito de: "¡Viva el arte cinematográfico. Viva Venecia!".
"Necesitaba distancia para usar esos sentimientos, esos recuerdos, como director", explicó Maoz al presentar un filme en el que el miedo a participar en la guerra es el punto en torno al que giran los actos de los protagonistas.
En la película está "parte de mi más profunda y dolorosa memoria", agregó Maoz. Una historia que se sitúa en Líbano pero que podría desarrollarse en cualquier guerra y en la que los protagonistas son un grupo de veinteañeros sin ninguna experiencia militar, aterrados por lo que están viviendo y preguntándose a cada segundo qué hacen allí.
Miedo, angustia y claustrofobia que se encargan de transmitir un magnífico grupo de actores: Michael Moshonov, Yoav Donat, Itay Tiran Oshri Cohen y Zohar Strauss.
A lo que también ayuda el hecho de que la película se desarrolle en su mayor parte dentro del carro de combate que comparten estos soldados y que el exterior se vea a través de las mirillas con las que deben apuntar o ver el camino a seguir.
Una película que llega tras el éxito que el año pasado tuvo "Waltz with Bashir", una película de animación israelí que, basada también en los recuerdos de su director como soldado, narraba el horror de la matanza de palestinos en Sabra y Chatila (Líbano), igualmente en 1982.
EFE
Una historia muy personal, basada en los recuerdos del director y con la que ha tratado de acabar de una vez con los demonios que su participación en la guerra le crearon cuando apenas tenía 20 años.
Al recoger el premio, Maoz quiso dedicarlo a "las miles de personas en el mundo que vuelven de la guerra, como yo, aparentemente bien. Se casan y tienen hijos pero en su interior permanecen vacíos en sus almas".
"En el momento en el que dejamos de matar, paramos la guerra ahora es inocente decirlo pero quiero creer que un día acabaremos con ella".
Un feliz director que acabó su discurso al grito de: "¡Viva el arte cinematográfico. Viva Venecia!".
"Necesitaba distancia para usar esos sentimientos, esos recuerdos, como director", explicó Maoz al presentar un filme en el que el miedo a participar en la guerra es el punto en torno al que giran los actos de los protagonistas.
En la película está "parte de mi más profunda y dolorosa memoria", agregó Maoz. Una historia que se sitúa en Líbano pero que podría desarrollarse en cualquier guerra y en la que los protagonistas son un grupo de veinteañeros sin ninguna experiencia militar, aterrados por lo que están viviendo y preguntándose a cada segundo qué hacen allí.
Miedo, angustia y claustrofobia que se encargan de transmitir un magnífico grupo de actores: Michael Moshonov, Yoav Donat, Itay Tiran Oshri Cohen y Zohar Strauss.
A lo que también ayuda el hecho de que la película se desarrolle en su mayor parte dentro del carro de combate que comparten estos soldados y que el exterior se vea a través de las mirillas con las que deben apuntar o ver el camino a seguir.
Una película que llega tras el éxito que el año pasado tuvo "Waltz with Bashir", una película de animación israelí que, basada también en los recuerdos de su director como soldado, narraba el horror de la matanza de palestinos en Sabra y Chatila (Líbano), igualmente en 1982.
EFE
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