En la década de los 50', en las zonas de Cañete, Chincha y Pisco, se presentó una catástrofe agrícola en el cultivo del algodonero, los rendimientos fueron muy bajos y aparecieron muchas plagas, las que eran incontrolables.
Dada la situación fitosanitaria del los cultivos de quinua y café, se debe implementar a través del ministerio de Agricultura, un Programa Nacional de Manejo Integrado de Plagas para controlar controlar de una manera racional las plagas y de este modo no afectar la salud de los humanos respecto del medio ambiente, mejorar la economía del agricultor y la productividad.
Así lo sostuvo el Ingeniero Manuel Arturo Cueva, director ejecutivo de CultiVida, quien precisó que este Programa de Manejo de Plagas servirá para reconstruir modelos pasados y diseñar nuevos. “En especial para la mediana y pequeña agricultura, que es el sector más olvidado de nuestra agricultura porque no reciben ayuda técnica para hacer de su inversión un negocio rentable”, señaló.
Cueva, recordó que en la década de los 50’, en las zonas de Cañete, Chincha y Pisco, se presentó una catástrofe agrícola en el cultivo del algodonero, los rendimientos fueron muy bajos y aparecieron muchas plagas, las que eran incontrolables.
Explicó que la causa fue el uso indiscriminado de insecticidas de amplio espectro que controlaban la plaga pero también afectaban los insectos benéficos o enemigos naturales. “Fue un control unilateral solo con plaguicidas”, aseguró.
En la actualidad hay dos hechos que lo justifican, los residuos violatorios de plaguicidas en Quinua y la declaración de emergencia de 11 regiones cafetaleras por el ataque de la Roya del Café; por eso que debe crearse el Programa Nacional de Manejo Integrado de Plagas sobre la base del Programa Nacional de Control Biológico.
Recomendó no buscar las soluciones solo; sino trabajar conjuntamente con la academia ó universidades, las compañías de la ciencia de los cultivos o compañías de plaguicida, los gobiernos regionales, municipios, asociaciones de agricultores, etc.
Dijo además, que el manejo racional de plaguicidas se logra cuando las plagas son controladas en sus aspectos cultural (semilla de calidad, buena preparación del terreno, abonamiento y fertilización adecuada, etc.), etológico (trampas con feromonas), el uso de plantas resistentes a plagas y enfermedades, monitoreo con programas informáticos, aplicación de plaguicidas según umbrales de presencia de las plagas, y el uso de plaguicidas modernos selectivos a los insectos benéficos.
El beneficio más grande, resaltó Cueva es la economía que hace el agricultor en el uso de plaguicidas, incrementando la productividad (mas rendimiento por hectárea y más ingresos económicos) y el de no afectar la salud de los humanos y respeto del medio ambiente, por hacer un uso racional de los plaguicidas o productos fitosanitarios. También así se evita la presencia de residuos tóxicos en los alimentos.
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