Reconocido como uno de los padres del surrealismo, Dalí también reclama de forma póstuma su lugar en la historia del videoarte con la proyección de la obra ´Chaos and Creation´.
Salvador Dalí ha sido reivindicado en Bangkok como el pionero del videoarte con la proyección de la obra "Chaos and Creation", en la que el artista español parodia el arte de Piet Mondrian y El Bosco.
Reconocido como uno de los padres del surrealismo, Dalí también reclama de forma póstuma su lugar en la historia del videoarte con esta cinta que grabó en Nueva York hace 51 años junto al fotógrafo francés Philippe Halsman.
La pieza, rodada en blanco y negro y en inglés, forma parte de la muestra "Caras B del Videoarte en España", que se exhibe en el Centro de Arte y la Cultura de Bangkok (BACC) dentro del Festival de Vídeos y Cortos de Tailandia, que concluye el próximo domingo.
"Traemos sesenta obras inéditas o poco conocidas del videoarte, pero la estrella es Dalí. Muy poca gente sabe que realizó en 1960 la primera obra de videoarte, que algunos piensan que nació cuatro años más tarde", indicó a Efe Carlos Trigueros, comisario de "Caras B del Videoarte en España".
Según Trigueros, pocas guías de arte reconocen este mérito al pintor catalán y la mayoría de los manuales continúan señalando al alemán Wolf Vostell y al coreano Nam June Paik como los primeros videoartistas.
"Chaos and Creation" (Caos y Creación), una parodia surrealista sobre el arte, apenas ha sido visionada desde su redescubrimiento en la década de los 90, aunque el museo MoMA de Nueva York la proyectó en 2008.
Un reducido grupo de personas tuvo la oportunidad de ver el vídeo de Dalí en el BACC dentro de "Caras B", que también se exhibirá en Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, antes de recalar en Latinoamérica.
En la obra conjunta del pintor de Figueres y el fotógrafo francés, Dalí aparece en un estudio de televisión en el que reintrepreta de forma paródica y surrealista sendas pinturas de los holandeses Piet Mondrian y El Bosco.
"Piet, Piet, Piet, Piet, "niet", porque "niet" en ruso es "nada". Se le opone Dalí, Dalí, Dalí, Dalí, "da": es "sí"", dice un irreverente Dalí ante dos periodistas estadounidenses.
Una chica, varios cerdos y una moto se encuentran encerrados en distintos compartimentos que recrean los rectángulos geométricos de los lienzos de Mondrian, bajo una lluvia de palomitas.
"El orden cartesiano de los cerdos", afirma el artista catalán mientras riegan la recreación del cuadro abstracto.
"Ahora estamos en el "Jardín de las delicias", del abuelo del surrealismo y el precursor de Dalí. Sí, el Bosco. ¿No parecen gusanos esas personas?", señala mientras la cámara enfoca el cuadro del pintor del siglo XV.
El clímax llega con la pintura de una sábana desplegada sobre la modelo, los cerdos y la moto, tras lo que Dalí hace una llamada delirante a un museo de Nueva York para venderlo.
Aunque con una historia de 40 años, poca gente conoce exactamente en qué consiste el videoarte, que son grabaciones artísticas en medios electrónicos al margen de la formalidad narrativa del cine o la televisión.
"Caras B" incluye además una colección de obras de videoartistas españoles como Iván Zulueta, Juan Bufill, Chus Domínguez o Nuria Canal, que han sido digitalizadas para evitar su degradación o destrucción.
Realizadas entre 1976 y 2010, la mayor parte dura entre uno y 14 minutos.
En "C Regeneraciones", el artista catalán Antoni Pinent utiliza un 50 segundos de un vídeo familiar para realizar una analogía entre la pérdida de memoria y la decadencia de los antiguos vídeos VHS a causa del uso.
Grabó la pieza progresivamente hasta 25 veces y las montó desde la más distorsionada (25 grabaciones) con las típicas líneas grises, seguida de otra algo menos (24 grabaciones), hasta que llega a la pieza que sólo ha sido grabada una vez con imagen y voz en perfecto estado.
"Son imágenes desde su bautizo hasta su comunión ordenadas de manera inversa. La suma de ruidos simbolizan la pérdida progresiva de la memoria. Quería demostrar que se puede hacer arte con escaso presupuesto", indicó Pinent, residente en Suiza.
EFE
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