El ex secretario general de la ONU y la activista por los derechos de los discapacitados recibieron la ´Medalla de la Defensoría 2010´ por su defensa de los valores democráticos.
La Defensoría del Pueblo condecoró hoy al diplomático Javier Pérez de Cuéllar, ex secretario general de la ONU, y a la activista por los derechos de los discapacitados Liliana Mayo, a quienes impuso la "Medalla de la Defensoría 2010".
En un acto celebrado en el Museo Nacional de Antropología de Lima, la defensora Beatriz Merino alabó los méritos de ambos peruanos ilustres por su defensa de los valores democráticos como el diálogo, la inclusión y los derechos humanos.
En el caso de Pérez de Cuéllar, el diplomático peruano que más notoriedad ha alcanzado en la historia, destacó sus virtudes negociadoras como secretario general de la ONU (1982-1991) en conflictos internacionales como Afganistán, Chipre, la guerra de las Malvinas o las distintas guerras centroamericanas.
En todas ellas, el diplomático demostró conocer su "oficio de hablar, escuchar y forjar acuerdos", dijo Merino.
Pérez de Cuéllar, quien se expresó con lucidez a sus 90 años, explicó que intentó importar a su país su experiencia como promotor de diálogos -en alusión a su fallida campaña presidencial en 1995 y a su breve paso como primer ministro y canciller (2000-2001)- pero reconoció que "no tuvo éxito".
En cuanto a Liliana Mayo, creadora del centro Ann Sullivan para la defensa de los discapacitados, la defensora destacó s u incansable labor en pro de los más excluidos (aquellos con retraso mental severo) durante los treinta años de vida del centro, convertido en un modelo copiado en varios países latinoamericanos.
Mayo, que en todo momento se refirió a los "discapacitados" como a "personas con habilidades diferentes", recordó con orgullo que su centro empezó funcionando en un garaje en el que acogía a ocho minusválidos, y tuvo palabras de reconocimiento con su padre, quien siempre le enseñó el sentido del servicio y el valor de cumplir un sueño.
Hoy, el centro Ann Sullivan auspicia a sesenta niños y adolescentes que estudian en distintos centros escolares y tienen a más de cien colocados en distintas empresas, "donde son los más leales y no chismosean", dijo en una broma muy celebrada por los asistentes.
La Defensoría del Pueblo, una de las instituciones más respetadas en Perú, elige cada año a alguna personalidad que se haya distinguido por su defensa de los derechos humanos y los valores de la democracia.
EFE
En un acto celebrado en el Museo Nacional de Antropología de Lima, la defensora Beatriz Merino alabó los méritos de ambos peruanos ilustres por su defensa de los valores democráticos como el diálogo, la inclusión y los derechos humanos.
En el caso de Pérez de Cuéllar, el diplomático peruano que más notoriedad ha alcanzado en la historia, destacó sus virtudes negociadoras como secretario general de la ONU (1982-1991) en conflictos internacionales como Afganistán, Chipre, la guerra de las Malvinas o las distintas guerras centroamericanas.
En todas ellas, el diplomático demostró conocer su "oficio de hablar, escuchar y forjar acuerdos", dijo Merino.
Pérez de Cuéllar, quien se expresó con lucidez a sus 90 años, explicó que intentó importar a su país su experiencia como promotor de diálogos -en alusión a su fallida campaña presidencial en 1995 y a su breve paso como primer ministro y canciller (2000-2001)- pero reconoció que "no tuvo éxito".
En cuanto a Liliana Mayo, creadora del centro Ann Sullivan para la defensa de los discapacitados, la defensora destacó s u incansable labor en pro de los más excluidos (aquellos con retraso mental severo) durante los treinta años de vida del centro, convertido en un modelo copiado en varios países latinoamericanos.
Mayo, que en todo momento se refirió a los "discapacitados" como a "personas con habilidades diferentes", recordó con orgullo que su centro empezó funcionando en un garaje en el que acogía a ocho minusválidos, y tuvo palabras de reconocimiento con su padre, quien siempre le enseñó el sentido del servicio y el valor de cumplir un sueño.
Hoy, el centro Ann Sullivan auspicia a sesenta niños y adolescentes que estudian en distintos centros escolares y tienen a más de cien colocados en distintas empresas, "donde son los más leales y no chismosean", dijo en una broma muy celebrada por los asistentes.
La Defensoría del Pueblo, una de las instituciones más respetadas en Perú, elige cada año a alguna personalidad que se haya distinguido por su defensa de los derechos humanos y los valores de la democracia.
EFE
Comparte esta noticia