La gema es conocida como el diamante Wittelsbach-Graff y es uno de los más grandes y peculiares diamantes azules del mundo.
Un espectacular diamante azul de 31,06 quilates, que perteneció a la infanta Teresa Margarita de España, es desde hoy el protagonista de una exposición del Museo de Historia Natural de Nueva York que acerca la piedra preciosa al gran público. "Tiene un valor incalculable, con una historia tan interesante no se puede establecer un precio", aseguró a Efe Henri Barguirdjian, el presidente de la joyería Graff, propietaria de la piedra preciosa conocida como el diamante Wittelsbach-Graff.
El comisario de la muestra, George Harlow, explicó también a Efe que se trata de "uno de los más grandes y peculiares diamantes azules, intensamente azul, del mundo".
Este codiciado diamante azul, que adquiere ese color debido a la presencia de boro en la piedra, ha recorrido un largo camino hasta llegar a la Gran Manzana.
Tal y como recordó la presidenta de Museo de Historia Natural de Nueva York, Ellen Futter, durante la presentación del diamante se trata de un "extraño y único espécimen natural" con una fascinante historia como joya de la monarquía.
El origen del diamante se sitúa en las minas de la India, desde donde llegó a Europa gracias al viajero francés Jean-Baptiste Tavernier, pionero del comercio con el subcontinente asiático.
De las manos del comerciante francés, el diamante, uno de los primeros traído de la India, pasó a manos del rey Felipe IV de España, según explicó a Efe el propio Barguirdjian.
La maravillosa piedra preciosa fue adquirida para ser parte de la dote de su hija, la infanta Teresa Margarita (1651-1673), quien la recibió a los quince años, cuando se casó con su tío el emperador Leopoldo I de Austria.
Sin embargo, la infanta, inmortalizada en la obra maestra de Diego Velázquez "Las meninas" (1656), pudo disfrutar poco tiempo del regalo de su padre ya que murió a los 21 años a causa de complicaciones en el parto de su cuarta hija.
Tras su muerte, el diamante pasó a ser propiedad de la Casa Real de Baviera, motivo por el cual se conoce con el nombre de Wittelsbach, y pasó de generación en generación hasta que después de la Primera Guerra Mundial fue confiscado como parte de las reparaciones exigidas a esa Corona.
A raíz de su confiscación el diamante estuvo apareciendo y desapareciendo de la escena pública cíclicamente hasta que en 2008 la sede londinense lo sacó a la venta.
Fue ahí donde Lawrence Graff, fundador de la casa de joyas Graff, lo adquirió por 23,4 millones de dólares.
Para Barguirdjian se trata de "un ejemplar único", superior en belleza, intensidad y perfección a otros diamantes azules como los conocidos Hope Diamond, de 45,52 quilates, y el French Heart, de 30,82 quilates y que forma parte de la colección del museo Smithsonian.
El diamante que perteneció a la infanta Teresa Margarita tiene además la peculiar característica de que se puede "convertir" en un diamante rojo tras aplicarle una luz ultravioleta.
Harlow explicó que se trata de uno de los pocos diamantes azules que irradia un color rojo florescente durante unos pocos segundos después de ser iluminado con una luz ultravioleta.
Tras su exposición en el museo neoyorquino, donde se podrá ver hasta el 2 de enero de 2011, el diamante volverá a Londres donde la casa de joyas estudiará la posibilidad de mostrar el diamante en alguna ciudad europea, según apuntó Barguirdjian.
EFE
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