Once jefes de Estado, entre ellos el presidente Alan García, asistieron a investidura de mandataria brasileña quien prometió erradicar pobreza en su país y ´priorizar´ relación con naciones sudamericanas.
Tras tomar posesión de su mando ayer la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff sostuvo que en su Gobierno dará prioridad a la relación de su país con sus vecinos sudamericanos y se dedicará intensamente a trabajar para erradicar la pobreza de la nación brasileña.
“Mi lucha más obstinada será por la erradicación de la pobreza extrema y por la creación de oportunidades para todos. No descansaré mientras haya brasileños sin alimentos sobre la mesa, familias en desaliento en la calle y niños pobres abandonados a la propia suerte", señaló.
A la ceremonia asistieron once jefes de estado entre ellos el presidente Alan García quien saludó a la mandataria y se despidió del saliente Luiz Inácio Lula da Silva.
Rousseff dijo en el acto que brasileños deben asociar su desarrollo económico, social y político al continente suramericano para "convertir la región en una parte esencial del mundo multipolar que se anuncia".
Luego, no pudo ocultar las lágrimas cuando recordó que había sido guerrillera dedicando parte de su vida a la lucha contra la dictadura militar por lo que fue hecha prisionera y torturada.
La primera presidenta en la historia de Brasil sostuvo que su generación dedicó su juventud "al sueño de un país justo y democrático".
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