Un empleado palestino que vive en el campo de refugiados de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, había comprado los felinos tras la destrucción del zoológico de esa ciudad.
Dos hermosos cachorros de león, Mona y Max, nacidos en el destruido y ya cerrado Zoo de Rafah (en el sur de Gaza), son los últimos gazatíes que han logrado salir de la bloqueada franja palestina en busca de un lugar mejor donde vivir.
El Zoo de Rafah sufrió graves daños durante la operación militar israelí del pasado verano Margen Protector (que acabó con la vida de más de 2.200 palestinos en la franja, en su mayoría civiles), por lo que cerró y los dos pequeños cachorros de león supervivientes encontraron un hogar en casa de los Al Yamal, después de que el padre, Sami, decidiese comprarlos y darles un lugar donde vivir.
En los últimos nueve meses, los pequeños han vivido cual mascotas en su casa de Rafah, en el sur de la franja y cerca de la frontera con Egipto, y se han convertido en el principal juguete para sus cinco hijos y el mayor atractivo para los niños del barrio.
Sin embargo, el temor de los vecinos ha crecido al tiempo que los leones alcanzaban dimensiones cada vez más temibles.
El pasado viernes, finalmente y tras muchas presiones, Al Yamal los entregó a un representante de la ONG austríaca Cuatro Patas, que cuida de leones en todo el mundo y se encargó ayer de transportarlos a una reserva natural en Jordania, donde tendrán mejores condiciones de vida.
"Los cachorros son como mis hijos. Es muy duro y muy triste dejarlos. Los estábamos cuidando muy bien y hemos logrado convertirlos de animales salvajes de la jungla a mascotas similares a gatos inofensivos", explicó a Efe Al Yamal.
Ha sido la presión de los vecinos el principal factor que ha logrado que los dejase ir, aunque también ha influido el creciente gasto de alimentarlos y darles atención veterinaria y la insistencia durante tres meses de la ONG en que no es bueno para dos jóvenes leones vivir en un pequeño piso.
La organización finalmente "donó" una cantidad a Al Yamal para terminar de convencerlo.
El traslado de los felinos no ha sido fácil: se han topado con las dificultades de salir de un territorio sitiado y sometido desde hace ocho años al bloqueo israelí, que apoya también Egipto manteniendo cerrada su parte de la frontera.
El viernes, Cuatro Patas se hizo cargo de los ya no tan pequeños leones y los trasladó al cruce con Israel de Erez, donde empezaron los problemas.
La delegación llegó a la parte israelí cuando estaba cerrada, por lo que se les denegó el paso, pero las fuerzas de Hamás entonces no les permitió volver atrás, de modo que estuvieron durante varias horas en zona de nadie, a la espera de que se abriese alguna puerta, explicó a Efe Amir Jalil, representante local de la organización austríaca.
Al final, lograron regresar a Gaza, donde tuvieron que instalarse en un hotel durante dos días (Israel cierra el cruce fronterizo durante la jornada judía de descanso, el sabath), hasta que ayer pudieron finalmente salir del enclave palestino.
"Necesitábamos mover a los leones lo antes posible para que tuviesen mejores condiciones de vida y salud. Es increíble y muy peligroso, que dos leones vivan en una zona densamente poblada como un campo de refugiados de Gaza", señaló Jalil, que explicó que cuatro miembros de la ONG viajaron a Gaza desde Austria para llevar a cabo el traslado.
Es la segunda vez que la organización trabaja en Gaza, después de que el año pasado se llevaran de la franja a dos leones adultos de un zoo del norte de la franja, para ser tratados en Jordania de depresión.
Y puede que no sea la última, porque, según Jalil, "hay otros 45 leones en Gaza, la mayoría de los cuales viven en varios zoos en los que no tienen atención médica ni medioambiental adecuada", por lo que Cuatro Patas ha sugerido al movimiento islamista Hamás, que controla el territorio, crear una reserva natural especial para animales salvajes.
EFE
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