Los analistas evalúan cómo el escándalo de Volkswagen afectará a las ventas de vehículos diésel de otros fabricantes en Estados Unidos.
Los analistas prevén que el escándalo de trucaje de los motores diésel de Volkswagen tendrá un impacto limitado en las ventas de septiembre en EE.UU., pero el endurecimiento de las medidas de control medioambientales significa que ya ha empezado a salpicar a todo el sector.
El 1 de octubre, los fabricantes darán a conocer las cifras de ventas de automóviles en Estados Unidos durante septiembre.
Será el primer anuncio de ventas del sector desde que estalló el escándalo del Grupo Volkswagen en el país.
Los analistas ya han señalado que el impacto del escándalo será mínimo, entre otras razones porque las ventas de la compañía en Estados Unidos son pequeñas comparadas con las de los otros fabricantes.
En 2014, el Grupo Volkswagen (Volkswagen y Audi) vendió en Estados Unidos un total de 598.991 vehículos, un 2,7 % menos que el año anterior, y se situó como el octavo fabricante en ventas por detrás de General Motors, Ford, Toyota, Fiat Chrysler, Honda, Nissan y Hyundai-Kia.
Por marcas, Volkswagen fue la número 13 en ventas en 2014, mientras que Audi se situó en el número 20.
El principal analista de Kelley Blue Book (KBB), una firma dedicada al estudio del sector, Alec Gutiérrez, afirmó este viernes que, "aunque el escándalo de Volkswagen tendrá un impacto negativo en sus ventas, los modelos afectados representan menos de una cuarta parte de su gama y algunos concesionarios ya no tienen inventario".
"Pensamos que los efectos en las ventas de septiembre no serán tan malos para las ventas combinadas del Grupo Volkswagen, pero a partir de octubre podría ser otra historia", añadió Gutiérrez.
La otra cuestión es cómo el escándalo afectará a las ventas de vehículos diésel de otros fabricantes en Estados Unidos.
El viernes, una semana después de que estallase el escándalo, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) envió una carta a todos los fabricantes de automóviles para informarles del endurecimiento de las pruebas para tratar de detectar sistemas de trucaje de emisiones como el utilizado por Volkswagen.
El director de la División de Cumplimiento de la EPA, Byron Bunker, indicó en la misiva que la Agencia puede probar "cualquier vehículo utilizando ciclos de conducción y condiciones que pueden esperarse de forma razonable en la operación y en el uso normal".
Bunker añadió que estas pruebas adicionales están destinadas a "investigar la potencial" presencia de sistemas de trucaje.
Aunque tanto EPA como la Administración Nacional para la Seguridad en la Carretera (NHTSA) han indicado que no creen que otros fabricantes hayan utilizado estratagemas como las de Volkswagen para evitar las normativas sobre emisiones, lo cierto es que la misiva de la EPA apunta que el escándalo salpica a todo el sector.
De momento, todos los competidores del Grupo Volkswagen han mantenido un silencio absoluto sobre el escándalo y el aluvión de problemas que se ciernen sobre el fabricante alemán en Estados Unidos.
Solo la Alianza de Fabricantes de Automóviles (AAM), una asociación que agrupa a los 12 mayores fabricantes de automóviles en Estados Unidos, dijo en un breve comunicado que todos las empresas del sector revisarán la carta de la EPA.
Aunque los motores diésel en autos no son populares en Estados Unidos, el Grupo Volskwagen era el principal propulsor de esta tecnología en el país seguido por las otras marcas alemanas, hay más fabricantes que tienen a la venta estos modelos y que pueden resultar afectados por la mala imagen a raíz del escándalo.
La marca de lujo alemana BMW es, tras Volkswagen, una de las que más ha invertido en diésel en Norteamérica. En la actualidad sus berlinas de las Serie 3, 5 y 7 están disponibles con motores diésel, así como los todocaminos X3 y X5.
Mercedes-Benz también tiene a la venta numerosos modelos con opciones diésel, desde la berlina E250 BlueTec hasta los todocaminos GLK, M y GL.
Aparte de los fabricantes alemanes de lujo, General Motors (GM) podría ser el más afectado al ser el primer fabricante estadounidense que ha empezado a ofrecer en EE.UU. un auto diésel, la berlina Cruze y que utiliza tecnología de la filial alemana de GM, Opel.
Y la marca Jeep, del grupo Fiat Chrysler Automobiles (FCA), ha empezado a ofrecer su modelo bandera, el Grand Cherokee, como un motor EcoDiesel en V6.
De momento, una de las pocas voces que en Estados Unidos ha salido en defensa de los vehículos con esa tecnología desde el estallido del escándalo ha sido Diesel Technology Forum (DTF), una organización sin ánimo de lucro dedicada a aumentar el conocimiento sobre ella.
En un comunicado dado a conocer el pasado miércoles, DTF dijo que "las circunstancias relacionadas con un solo fabricante no definen toda una tecnología o sector".
"Nada -agregó DTF- ha cambiado el hecho de que el motor diésel es el motor de combustión interna más eficiente. Es una tecnología probada y su única combinación de eficiencia, potencia, fiabilidad, rendimiento, bajas emisiones e idoneidad para utilizar combustibles renovables" la hace imprescindible para la economía global.
EFE
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