Obligar al niño a realizar tareas que no van de acuerdo a la edad del mismo, promueve a que hagan ´saltos´ en su desarrollo, aparentando mucha madurez emocional, pero, ´quemando´, etapas importantes en su ciclo vital, sostuvo directora del Centro de Desarrollo y Asesoría Psicosocial ÂÂÂ CEDAPP.
El juego es innato de los niños y niñas. Es el lenguaje a través del cual expresan sus emociones, recursos y dificultades. Jugar es un derecho fundamental del niño, pero el trabajo infantil vulnera este derecho al dedicar tiempo de juego por trabajo.
“El juego es la actividad libre que desarrollan niños y niñas, cuando agarran los juguetes, deciden el juego que quieren. El juego tiene potencial terapéutico, cuando el niño pasa por un evento negativo en su vida, el juego le permite seguir procesando esa pena, representan lo vivido y lo entienden”, indicó María Emilia Filomeno, psicoterapeuta y directora del Centro de Desarrollo y Asesoría Psicosocial – CEDAPP.
Así mismo, la psicoterapeuta también señaló que es común escuchar en los padres frases como: “seguro has estado jugando y no has cuidado bien a tu hermanito”, “lo único que haces es jugar, por eso no prestas atención”, “ya no pierdas el tiempo jugando, haz algo productivo”. Sin embargo, este tipo de obligaciones pueden no estar acordes a la edad el niño o niña.
“Cuando les prohibimos jugar, y los incitamos u obligamos a realizar tareas no acordes a su edad, como por ejemplo quedarse cuidando de sus hermanos y hermanas menores cumpliendo así un rol parental, o les pedimos que trabajen responsabilizándolos de traer ingresos económicos, fomentamos la sobre adaptación”, finalizó María Emilia Filomeno.
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