Con solo meses de nacido, un bebé sin chaleco salvavidas conmovió a una tripulación que buscaba a las víctimas del hundimiento más famoso de la historia.
El bebé Sidney Leslie Goodwin, una de las víctimas del hundimiento del Titanic, permaneció durante casi un siglo sin que se conociera su identidad, y durante casi una década con un nombre que no era el suyo.
El pequeño cuerpo del menor fue encontrado por los tripulantes del Mackay Bennett, una de las embarcaciones que buscaba los restos de las víctimas tras el trágico hundimiento del 15 de abril de 1912.
“Cuando trajeron a este pequeño niño, sin chaleco salvavidas, ellos (tripulación) estaban muy conmovidos”, explica Alan Ruffman, un investigador que ayudó a identificar al menor. “Decidieron entre ellos que si nadie reclamaba su cuerpo, se asegurarían de que tuviera un funeral decente”, agregó.
Días después, sin que nadie lo reclamara, el niño fue enterrado al final de una fila junto a otras víctimas del Titanic. En su tumba había una dedicatoria al “niño desconocido”.
Sin embargo, en el 2002, a través de la tecnología del DNA y análisis de dentaduras se llegó a la conclusión que se trataba de un niño de 13 meses de nacido llamado Eino Viljami Panula. Dos años después, una familia de Ontario donó un par de zapatitos al museo Halifax, diciendo que pertenecían al menor.
No obstante, los zapatos no eran del tamaño del pie del bebé.
Los investigadores siguieron haciendo análisis. Finalmente, el año pasado se anunció que en realidad se trata de Sidney Leslie Goodwin, un pasajero de tercera clase, cuya familia falleció durante el hundimiento del Titanic.
Video recomendado
Comparte esta noticia