Lo niños, niñas y adolescentes trabajan en condiciones inseguras y en períodos de mayor demanda de mano de obra abandonando temporalmente la escuela.
Según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) en el Perú 1.650 millón de niños, niñas y adolescentes trabajan. Solo en las zonas rurales se ubica el 58% de este casi dos millones de trabajadores infantiles.
Las actividades son diversas: traer leña para el fogón, lavar ropa en el río o manantial más cercano, dar de comer a los animales pequeños en el corral, preparar comida, llevar a sus animales a pastar, quitar la mala hierba y piedras, echar semilla, ayudar en la cosecha, cargar los productos, etc.
“La gran parte de los niños trabajan en labores de agricultura y el problema ahí es que se confunde apoyo al hogar con los que es trabajo infantil que puede afectar la salud y escolarización de los menores de edad”, señaló Maró Guerrero, directora del Programa Semilla.
Semilla es un proyecto piloto de la Estrategia Nacional de Erradicación del Trabajo Infantil y busca probar estrategias de cómo intervenir el trabajo infantil en las zonas rurales.
El programa viene desarrollando estrategias para trabajar los problemas de rezago y deserción escolar. Han llevado a cabo nuevas metodologías como el de dos años por uno, donde los escolares aprueban dos años escolares en solo uno; otra metodología es el de las horas extras por las tardes para dedicarlo al juego infantil.
“Trabajamos con los padres en base a argumentos. Es claro que ningún papá quiere nada negativo con sus hijos, pero el trabajo de la agricultura puede ser formativo y en algunas circunstancias hay peligros como en la fumigación, cargar peso, etc. Los padres tienen que estar informados para que tomen la decisión más adecuada”, finalizó Maró Guerrero.
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