Los niños maltratados corren el riesgo de sufrir de una gran variedad de problemas relacionados con la salud mental, incluyendo depresión, ansiedad y otras formas de conducta emocional poco regulada.
“Muchas veces castigamos sin saber por qué. Como padres no escuchamos y utilizamos el castigo como último recurso. El castigo no es la solución a ningún problema, si queremos hijos saludables, debemos enseñarles con el ejemplo, explicándoles la diferencia de las cosas, utilizando un castigo que eduque y no maltrate”, dijo Rita Caldas, psicóloga especialista en primera infancia, en el marco de la campaña “Todos contra la violencia hacia niñas, niños y adolescentes”, del Ministerio de la Mujer y RPP Noticias.
¿Cuándo se castiga, por qué se castiga?
La especialista indicó que el castigo debe enseñar que existen consecuencias para todo acto que uno cometa, pues existen normas en la sociedad que nos van a permitir vivir en armonía.
“Si vamos a castigar a nuestros hijos, debemos estar convencidos que lo hacemos porque es un mecanismo para enseñarles a respetar a los demás y porque lo hacemos para protegerlos. Ahora, no podemos enseñarles a ser mejores castigándolos por todo lo que hagan. Aprendamos a reconocer las fallas y errores, evitemos compararlos”, agregó la especialista.
Rita Caldas, dijo que los castigos no deben ser ni violentos ni humillantes; sino con palabras que enseñen, que motiven a ser mejores y resaltando lo positivo del niño, niña o adolescente.
“No los humillemos porque los vamos a convertir en personas inmaduras e inseguras. El castigo puede resaltar incluso la habilidad que el niño, niña o adolescente tiene. Es necesario aprender a tratarlos bien porque así también los niños aprenden a tratar bien a los demás”, acotó.
Si vamos a corregir a nuestros hijos ¿qué debemos tomar en cuenta?
• Primero debemos mantener la calma y no hacerlo de mal humor
• No debemos gritar ni golpear ni humillar
• Usar un tono adecuado (no muy fuerte ni muy débil)
• Dejar en claro los límites y reglas que deben cumplirse y por qué
• Ser consecuentes con lo que les decimos que hagan y no hagan (darles el ejemplo)
• Decirles que lo hacemos porque los queremos y porque es necesario para que reflexionen y se conviertan en mejores personas
• Resaltar sus cualidades y cómo las pueden utilizar en estos casos
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