Escritor es uno de los más representativos narradores actuales por su ´peculiar conjunción de escepticismo lúcido´ y el matiz contestatario de su prosa.
El escritor colombiano Fernando Vallejo, galardonado este lunes con el Premio FIL en Lenguas Romances 2011, es un hombre escéptico y polémico, con un pensamiento y una obra siempre combativos con la Iglesia católica y el poder.
"Por más que uno se esfuerce los libros de uno pasan, duran ¿cuánto? Una semana, unos meses no más, y se olvidan, y la realidad los deja atrás, y no puede ser de otra forma", dijo al ser presentado como el ganador del premio que será entregado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) el 26 de noviembre.
Nacido en la ciudad colombiana de Medellín el 24 de octubre de 1942, Vallejo realizó estudios de biología, música y cine, estos últimos en Roma (Italia), antes de instalarse en México, país que convirtió en su hogar en 1971.
Vallejo es uno de los más representativos narradores actuales por su "peculiar conjunción de escepticismo lúcido" y el matiz contestatario de su prosa, que la crítica describe como vigorosa y áspera.
Su estilo es muy personal. "Yo decidí escribir siempre en primera persona mis novelas", afirma para explicar que evita la novela "de tercera persona" y con "narrador omnisciente" porque es la más fácil.
"Yo nunca quise escribir novelas así. Esas son novelas fáciles, las de "bestseller" (superventas) y las que tienen las fórmulas que ya conocemos, choteadas, manidas, los lugares comunes", agrega.
Piensa que El Quijote, "por su lenguaje, ni siquiera es entendible a la gente de hoy", y que la literatura iberoamericana es "pobre, sosa e insignificante". Incluso en 2010 afirmó que llevaba cinco años sin leer un libro por falta de interés.
"Perdí el interés por los escritores de antes, y por los de ahora nunca lo he tenido. La literatura iberoamericana es muy pobre, muy sosa, muy insignificante", se lamentó en Buenos Aires al presentar "El don de la vida" (2010), por ahora su último libro, en el que hace una reflexión sobre la muerte y la vejez sin olvidar sus odios hacia la Iglesia y la política.
En "El don de la vida" quise hacer "un libro sin insultos, sin escenas violentas de sexo, lleno de compasión por el ser humano", "pero el loco de los libros míos se apoderó de éste también y empezó a insultar a diestro y siniestro con exacerbación contra el mundo y lo que le rodea, contra la mediocridad de los políticos de Colombia, de Latinoamérica, del planeta, y contra las infamias de la Iglesia católica", bromeó.
Para Vallejo "todo poder significa corrupción. La esencia del poder es el mal", afirma el hispanista belga Jacques Joset, que ha dedicado al escritor colombiano el ensayo "La muerte y la gramática" (2010).
En ese contexto encuadra Joset las críticas de Vallejo a su compatriota el Nobel Gabriel García Márquez, uno de los muchos blancos de las iras del autor de "La virgen de los sicarios".
En contraposición es un gran amante de los animales, a los que defiende con una convicción ciega, tratando de que el ser humano los entienda, respete y se acerque más a ellos. Incluso llegó a donar un premio económico a los perros abandonados de Caracas.
Vallejo parte en sus narraciones de personajes y sucesos reales a los que añade detalles de elaboración propia, surgidos de una imaginación fértil y una inteligencia crítica.
La violencia del narcotráfico aparece en su novela "La virgen de los sicarios", llevada al cine por Barbet Schroeder (2000), que muestra cómo unos pandilleros adolescentes se convierten en asesinos a sueldo.
Fue el último de los seis títulos que conforman la saga autobiográfica "El río del tiempo", junto con "Los días azules (1985), "El fuego secreto" (1987), "Los caminos a Roma" (1988), "Años de indulgencia" (1989) y "Entre fantasmas" (1993).
Autor de las biografías de los poetas colombianos Porfirio Barba-Jacob y José Asunción Silva "El mensajero" (1991) y "Chapolas negras" (1995), respectivamente, ahora trabaja en una del filólogo Rufino José Cuervo.
Otras novelas suyas son "El desbarrancadero" (2001), galardonada con el Premio Rómulo Gallegos 2003, "La Rambla paralela" (2002) y "Mi hermano, el alcalde" (2004).
Asimismo, es autor de ensayos como "Logoi, una gramática del lenguaje literario" (1983), "Tautología darwinista y otros ensayos de biología" (2002) y "Manualito de imposturología física" (2005).
Además, ha escrito y dirigido dos películas: "Crónica roja" (1977) y "En la tormenta" (1980), ambas sobre el conflicto colombiano.
EFE
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