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Incendios de Año Nuevo, el lado trágico de la principal fiesta china

Foto: EFE
Foto: EFE

En las dos primeras semanas del Año Nuevo Lunar millones de chinos lanzan en las calles toda clase de artefactos pirotécnicos, a veces con desastrosos resultados.

El incendio esta semana de una torre de 1.600 años de historia, debido al uso de fuegos artificiales en las fiestas del Año Nuevo chino, vuelve a poner en tela de juicio esta costumbre oriental, que cada año produce decenas de muertos y no es la primera vez que causa la destrucción de un edificio emblemático.

Todas las noches en las dos primeras semanas del Año Nuevo Lunar (que en esta ocasión se inició el 14 de febrero bajo el signo del Tigre) millones de chinos lanzan en las calles, por su cuenta y riesgo y con escasas medidas de seguridad, toda clase de artefactos pirotécnicos, a veces con desastrosos resultados.

La finalidad de esta práctica no es, como en Occidente, meramente estética, sino también funcional, ya que la tradición china opina que en los primeros días del año los malos espíritus abundan y la mejor forma de ahuyentarlos es haciendo el mayor ruido posible.

Los chinos, inventores de los fuegos artificiales, también encuentran gran diversión en esta práctica, pero en los últimos dos años dos espectaculares incendios de importantes estructuras han demostrado que hace falta limitarla.

El más reciente de estos incendios se produjo el pasado día 18, cuando unos fuegos artificiales destruyeron por completo la estructura de madera de una torre de entrada a la histórica ciudad de Zhengding, a unos 150 kilómetros de Pekín.

La torre era la única de las cuatro que quedaban en pie de la antigua muralla de la ciudad, y había sido restaurada en 2001, pero fue víctima del enorme gasto pirotécnico que la tradición obliga a llevar a cabo en el quinto día del año nuevo chino, el llamado "Po Wu" ("Día de Romper el Cinco"), en el que se cree que los malos espíritus son más y por tanto se debe hacer aún más ruido.

Cinco personas fueron detenidas por su presunta responsabilidad en el incendio, que a muchos ha recordado a uno todavía más mediático ocurrido el 9 de febrero de 2009 en Pekín, también debido a fuegos artificiales y asimismo en un día especialmente dedicado a la pirotecnia (el Festival de la Linterna).

En aquella ocasión, ardió el Hotel Mandarín Oriental (de cinco estrellas y 44 plantas), en el mismo recinto que la televisión estatal china CCTV, un moderno edificio diseñado por el arquitecto holandés Rem Koolhaas.

La silueta del edificio de Koolhaas con las llamas del hotel de fondo fue una de las imágenes más espectaculares de China en 2009, un incendio en el que falleció un bombero.

Estos dos incendios han sido los más llamativos, pero sin duda no los únicos.

Sólo en esta semana, las celebraciones pirotécnicas por el Año Nuevo chino han producido en el país 7.480 fuegos, en los que fallecieron 35 personas y hubo pérdidas materiales por valor de 4 millones de dólares.

La cifra de muertos, no obstante, se ha reducido en la mitad con respecto a la de 2009.

La opinión pública china se encuentra, ante estas cifras, dividida sobre si se debe mantener una tradición milenaria o si hay que eliminarla por peligrosa.

"Contaminan, hacen ruido, causan incendios, heridos y muertos, son una pérdida de dinero, ¿cuál es la ventaja de los fuegos artificiales?" señalaba en el portal informativo chino NetEaste un internauta, al comentar la noticia del incendio de la torre de Zhengding.

Algunos, sin embargo, se muestran partidarios de mantener una tradición que es seña de identidad de la cultura china desde hace milenios, aunque con limitaciones:

"Son parte de la tradición china y debemos mantenerlos, pero lo cierto es que cada vez son más y más aparatosos. Habría que ser más cuidadoso, prohibirlos en el centro de las ciudades y seguir las normativas", opina Zhao Jing, una guía turística pequinesa.

Los fuegos artificiales, por otro lado, son un importante sector para la industria china, con millones de pequeños talleres diseminados por todo el país que viven de esta tradición.

Lamentablemente, también son frecuentes en China los incendios y explosiones en estos talleres, algunos de ellos sin las necesarias licencias ni medidas de seguridad, especialmente en las zonas rurales.

El Gobierno chino ha intentado de varias formas reducir los siniestros pirotécnicos tanto de fabricantes como de usuarios, por ejemplo con campañas de cierre de talleres ilegales.

En Pekín el encendido de fuegos artificiales estuvo prohibido durante doce años, pero el veto se levantó en 2006, debido a las quejas de los ciudadanos de la capital, que argumentaban que la mayor fiesta de China estaba descafeinada sin su "diversión" principal. EFE

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