André McCollins de Massachusetts fue sometido a descargas por parte de sus profesores porque no les hizo caso.
Las imágenes de las descargas eléctricas propinadas a un joven autista en una escuela especial de EE.UU. han desatado una polémica en el país, coincidiendo con el juicio sobre el caso que se celebra en Massachusetts.
El psicólogo James Riley, que en 2002 trataba a Andre McCollins (quien ahora tiene 18 años) en el Centro Judge Rotenberg y sigue trabajando allí, comparecerá hoy para un segundo día de testimonios en el juicio iniciado por Cheryl McCollins, la madre de Andre.
Los miembros del jurado vieron ayer imágenes de video, que han sido redifundidas por los canales locales de televisión, en las que se aprecia cómo el joven se derrumba de su silla, en la que parece normalmente sentado en un aula de la institución, tras recibir una descarga de un empleado situado a su espalda.
En su testimonio de ayer, Riley dijo que los empleados del centro, que atiende a personas con trastornos mentales, "sólo trataban de proteger a todos, tanto a Andre como a las otras personas que estaban en el aula".
Según Riley, esos empleados "procuraron inmovilizarlo para impedir un comportamiento que era realmente muy peligroso para todos los que lo rodeaban".
El Centro Rotenberg ha indicado que usó choques eléctricos con McCollins solo porque todos los otros tratamientos, incluidos los medicamentos, no daban resultados.
Frente a ello, Cheryl McCollins ha asegurado que las 31 descargas que recibió ese día su hijo en un aula, junto con las horas que permaneció amarrado, le dejaron daños permanentes, y por eso se ha iniciado la demanda contra Riley, el Centro y otros médicos.
Según Riley, McCollins primero se negó a quitarse la chaqueta en el aula, a lo cual el abogado Ben Novotny, que representa a McCollins, preguntó si todo lo que sucedió después fue necesario.
"¿Siquiera le preguntó a Andre por qué no quería quitarse la chaqueta esa mañana?", dijo Novotny.
El psicólogo dijo que no había preguntado eso, ni sabía por qué McCollins no se quería quitar la chaqueta, y añadió que él no estaba presente cuando ocurrió el incidente, pero tiene la información de que el comportamiento contumaz de Andre había comenzado antes de llegar al aula.
En buena medida, la defensa del Centro Rotenberg se sustenta en que los choques eléctricos eran parte de un plan de tratamiento aprobado por un tribunal.
Sin embargo, en su testimonio bajo juramento, Riley dijo ayer que él no había escrito la solicitud presentada para obtener la aprobación de un juez, y que ésta era esencialmente un documento redactado de manera que el juez diera su aprobación.
EFE
Comparte esta noticia