Ventas de mascarillas en tienda del aeropuerto de Narita-Tokio se han duplicado entre los viajeros desde que se conoció la noticia del brote de gripe porcina.
Las mascarillas son una prenda habitual en el paisaje urbano de Japón, donde las empresas fabricantes generan unos 200 millones de euros anuales por las ventas de este artículo anti-infecciones y ven ahora incrementarse la demanda por temor a la gripe porcina.
Aunque no se ha registrado de momento en Japón ningún caso sospechoso de la gripe porcina, tanto las autoridades sanitarias como los ciudadanos han empezado a adoptar medidas de prevención, que incluyen la inspección a los pasajeros de los vuelos internacionales y el aumento de la compra de mascarillas.
En una de las principales tiendas del aeropuerto de Narita-Tokio las ventas de mascarillas se han duplicado entre los viajeros desde que el jueves 23 se conoció la noticia del brote de gripe porcina, que en México ha matado a unas 150 personas, según explicó a Efe su responsable.
El fabricante de productos médicos Daiwabo estudia ahora aumentar la producción de mascarillas, aseguró a Efe un portavoz, mientras las acciones del principal productor nipón, Unicharm, se dispararon hoy en la Bolsa de Tokio con un incremento del 27 por ciento.
El uso de este producto, en función del modelo y su calidad, evita la infección entre un 95 y 99,9 por ciento de los casos, según las estimaciones del Ministerio de Sanidad de Japón.
El empleo de las mascarillas medicinales en Japón se remonta a principios del siglo XX, cuando eran consideradas una forma de mantener el calor en invierno.
La conocida como "gripe española", pandemia que en 1918 mató a al menos 40 millones de personas en todo el mundo, extendió su uso en Japón con fines preventivos.
Fue ya después de la II Guerra Mundial cuando comenzaron a comercializarse las mascarillas de gasa, que eran las más frecuentes entre la población japonesa hasta que llegaron las desechables, que ahora suponen un 80 por ciento del total.
Durante la segunda mitad del siglo XX las mascarillas se empezaron a emplear como método para evitar el contagio de las gripes convencionales durante los inviernos, aunque también fueron adquiriendo un creciente valor para las personas alérgicas.
En 2003, el mayor fabricante nipón, Unicharm, diseñó un modelo tridimensional capaz de adaptarse con facilidad a la cara y que permitía a las mujeres mantener intacto su maquillaje.
El éxito de este producto en el país asiático fue muy amplio también al estar pensado especialmente para que no entrara el polen en primavera, causa de muchos síntomas alérgicos.
En un principio los japoneses usaban la mascarilla para evitar contagiar a los demás pero, tras la campaña realizada por el Ministerio de Sanidad "Etiqueta de tos", comenzaron a emplearla también para prevenir enfermedades.
En Japón el tipo de mascarilla más vendido, según explicó hoy a Efe un portavoz de unos céntricos grandes almacenes tokiotas, oscila entre los 2,40 y los 4 euros y su nombre las describe como las más idóneas para prevenir virus como el de la gripe porcina.
Dada la proximidad del verano en Japón, esos grandes almacenes cuentan actualmente con escasas provisiones y creen que las mascarillas "se agotarán pronto", agregó.
Normalmente en esta época las mascarillas no se venden demasiado pues al pasar el invierno se reducen los índices de gripe, pero la alarma desatada ante la posible propagación de la gripe porcina ha alterado este año el ritmo de ventas.
La alta demanda de mascarillas registrada en los últimos días en muchos países del mundo, no sólo en Japón, está además despertando el interés de los inversores nipones por invertir en sus principales fabricantes.
Así, Unicharm creció un 2,18 por ciento en la sesión de hoy en la Bolsa de Tokio, Daiwabo lo hizo en un 27,6 por ciento y Koken marcó el mayor precio del año con un 11,2 por ciento de subida.
Las ventas de mascarillas por Unicharm aumentaron en un 150 por ciento entre el año fiscal 2007 y el de 2008, según explicaron a Efe fuentes de esa compañía.
De acuerdo con sus cálculos, las empresas de Japón dedicadas a la venta de mascarillas para uso personal generaron 240 millones de euros en ventas durante el año fiscal 2008, que concluyó en marzo pasado. EFE
Aunque no se ha registrado de momento en Japón ningún caso sospechoso de la gripe porcina, tanto las autoridades sanitarias como los ciudadanos han empezado a adoptar medidas de prevención, que incluyen la inspección a los pasajeros de los vuelos internacionales y el aumento de la compra de mascarillas.
En una de las principales tiendas del aeropuerto de Narita-Tokio las ventas de mascarillas se han duplicado entre los viajeros desde que el jueves 23 se conoció la noticia del brote de gripe porcina, que en México ha matado a unas 150 personas, según explicó a Efe su responsable.
El fabricante de productos médicos Daiwabo estudia ahora aumentar la producción de mascarillas, aseguró a Efe un portavoz, mientras las acciones del principal productor nipón, Unicharm, se dispararon hoy en la Bolsa de Tokio con un incremento del 27 por ciento.
El uso de este producto, en función del modelo y su calidad, evita la infección entre un 95 y 99,9 por ciento de los casos, según las estimaciones del Ministerio de Sanidad de Japón.
El empleo de las mascarillas medicinales en Japón se remonta a principios del siglo XX, cuando eran consideradas una forma de mantener el calor en invierno.
La conocida como "gripe española", pandemia que en 1918 mató a al menos 40 millones de personas en todo el mundo, extendió su uso en Japón con fines preventivos.
Fue ya después de la II Guerra Mundial cuando comenzaron a comercializarse las mascarillas de gasa, que eran las más frecuentes entre la población japonesa hasta que llegaron las desechables, que ahora suponen un 80 por ciento del total.
Durante la segunda mitad del siglo XX las mascarillas se empezaron a emplear como método para evitar el contagio de las gripes convencionales durante los inviernos, aunque también fueron adquiriendo un creciente valor para las personas alérgicas.
En 2003, el mayor fabricante nipón, Unicharm, diseñó un modelo tridimensional capaz de adaptarse con facilidad a la cara y que permitía a las mujeres mantener intacto su maquillaje.
El éxito de este producto en el país asiático fue muy amplio también al estar pensado especialmente para que no entrara el polen en primavera, causa de muchos síntomas alérgicos.
En un principio los japoneses usaban la mascarilla para evitar contagiar a los demás pero, tras la campaña realizada por el Ministerio de Sanidad "Etiqueta de tos", comenzaron a emplearla también para prevenir enfermedades.
En Japón el tipo de mascarilla más vendido, según explicó hoy a Efe un portavoz de unos céntricos grandes almacenes tokiotas, oscila entre los 2,40 y los 4 euros y su nombre las describe como las más idóneas para prevenir virus como el de la gripe porcina.
Dada la proximidad del verano en Japón, esos grandes almacenes cuentan actualmente con escasas provisiones y creen que las mascarillas "se agotarán pronto", agregó.
Normalmente en esta época las mascarillas no se venden demasiado pues al pasar el invierno se reducen los índices de gripe, pero la alarma desatada ante la posible propagación de la gripe porcina ha alterado este año el ritmo de ventas.
La alta demanda de mascarillas registrada en los últimos días en muchos países del mundo, no sólo en Japón, está además despertando el interés de los inversores nipones por invertir en sus principales fabricantes.
Así, Unicharm creció un 2,18 por ciento en la sesión de hoy en la Bolsa de Tokio, Daiwabo lo hizo en un 27,6 por ciento y Koken marcó el mayor precio del año con un 11,2 por ciento de subida.
Las ventas de mascarillas por Unicharm aumentaron en un 150 por ciento entre el año fiscal 2007 y el de 2008, según explicaron a Efe fuentes de esa compañía.
De acuerdo con sus cálculos, las empresas de Japón dedicadas a la venta de mascarillas para uso personal generaron 240 millones de euros en ventas durante el año fiscal 2008, que concluyó en marzo pasado. EFE
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