El Reino Unido reclamó a la Comisión Europea que envíe con urgencia observadores a la frontera para evaluar si los controles españoles restringen la libertad de movimiento de los ciudadanos.
El Reino Unido dio este viernes un nuevo paso en el conflicto diplomático con España sobre Gibraltar al reclamar a la Comisión Europea (CE) que envíe con urgencia observadores a la frontera con el Peñón para evaluar si los controles españoles restringen la libertad de movimiento de los ciudadanos.
El primer ministro británico, David Cameron, mantuvo una conversación telefónica con el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, en la que le trasladó que los intentos por encontrar una salida dialogada a la disputa con España no han dado resultado y le exigió que ejerza su papel de supervisor de las leyes comunitarias.
Para el "premier" conservador, los controles fronterizos de entrada a Gibraltar que han provocado colas de automóviles durante las últimas tres semanas están "políticamente motivados" y son "desproporcionados", por lo que el Reino Unido los considera "contrarios al derecho de la Unión Europea de libertad de movimiento".
Un portavoz de Downing Street confirmó que Cameron instó a Barroso a que la Comisión envíe "con urgencia" un "equipo de control europeo" a la frontera entre España y Gibraltar para "reunir pruebas sobre los controles que se están llevando a cabo".
Cameron enfatizó por teléfono a Barroso que la "Comisión tiene la responsabilidad de hacer eso como parte de su papel de supervisar la aplicación de las leyes de la Unión", señaló Downing Street.
"A pesar de los esfuerzos, las medidas adicionales en la frontera continúan, por lo que estamos considerando activamente acciones legales y reuniendo pruebas sobre la naturaleza esporádica de esas medidas, lo que probarían que son ilegítimas", explicó el jefe de Gobierno, según su portavoz.
Según Downing Street, Barroso respondió a Cameron que la CE "controla de cerca la situación" en la frontera entre España y Gibraltar y que, tras una "valoración legal exhaustiva", no dudará en "tomar cualquier medida necesaria para defender las leyes europeas".
Esta misma semana, el Ejecutivo británico ya advirtió de que está evaluando emprender "acciones legales sin precedentes" contra España, si bien hoy volvió a subrayar que preferiría "resolver este problema a través del diálogo político".
Downing Street anunció que el viceprimer ministro británico, el liberaldemócrata Nick Clegg, llamará durante la tarde de hoy a su homóloga española, Soraya Sáenz de Santamaría, para "reiterarle" sus "preocupaciones" y "hacer presión" para hallar un modo "directo" de solventar el "problema".
Tanto Cameron como el ministro de Asuntos Exteriores británico, William Hague, "han llamado a sus homólogos españoles para tratar de encontrar una manera de disminuir el problema".
"También hemos propuesto conversaciones ad hoc, en las que esté involucrado el Gobierno de Gibraltar, para hallar una solución", afirmó el portavoz del primer ministro.
La petición de Londres a la Comisión Europea llega en la misma jornada en la que el Gobierno español presentó una nota verbal de protesta al Reino Unido en la que le insta a detener las operaciones de ampliación de territorio en la cara este del Peñón.
España considera que esas operaciones son "inadmisibles" e incompatibles con el Tratado de Utrech, el documento con el que se cedió la soberanía del Peñón hace 300 años.
En plena escalada del conflicto diplomático entre ambos países, el Reino Unido ha enviado esta semana en dirección a Gibraltar la fragata militar "HMS Westminster", que realizará maniobras en el Mediterráneo.
El buque de la Fuerza Naval británica, que zarpó el martes desde Inglaterra, tiene previsto recalar en el puerto del Peñón el próximo lunes por la mañana.
EFE
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