El revolucionario mexicano tampoco fue alcohólico, sino que desarrolló una aversión hacia ello. Fue bastante exigente, terminante y no aceptaba errores.
Más allá de su imagen de bandolero y mujeriego, el revolucionario mexicano Francisco "Pancho" Villa (1878-1923) era un padre amoroso que se preocupaba por sus hijos, según su nieta Guadalupe, que es historiadora.
"Con sus hijos muy pocas veces manifestaba su carácter explosivo, públicamente conocido. Sin embargo, fue bastante exigente, terminante, no aceptaba errores", explicó Guadalupe Villa en un seminario del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
A pesar de ser tan estricto, "Villa fue un padre amoroso", aseguró. "Existen testimonios de que seguido (frecuentemente) se le veía llevando a sus retoños a divertirse a una acequia (...), y los sábados los enseñaba a montar", añadió.
Villa tampoco fue alcohólico, sino que desarrolló una aversión hacia ello, posiblemente porque su padre pudo haberlo sido y "seguramente vivió cosas terribles en su niñez", explicó su nieta.
La historiadora apuntó que se han escrito libros que han hecho daño a la figura de su abuelo, uno de los principales cabecillas de la Revolución mexicana (1910-1917), asesinado en una emboscada en 1923.
"No quiero decir que no cometiera errores -afirmó- pero hay que tomar en cuenta que el país estaba en guerra, y que la guerra siempre saca lo peor de los hombres".
Guadalupe Villa describió que el caudillo pasó los tres últimos años de su vida en la Hacienda de Canutillo, en Durango, en el centro-norte del país, la cual rehabilitó y donde reunió a sus hijos (de varias mujeres) para que fueran educados.
El general insurgente contrató a una maestra para sus hijos en tanto que se construía una escuela y después visitaba a menudo a los profesores de sus hijos para ver qué enseñaban.
Guadalupe Villa, hija de Octavio Villa, uno de los ocho hijos del insurgente, concluyó diciendo que el personaje es "inabarcable" y que trata de ser lo más objetiva posible en su análisis.
Los aniversarios de la Revolución, de cuyo inicio se cumplen cien años este 2010, así como la Independencia de México, de la que se celebra el bicentenario, se conmemoran este año en el país con una serie de actos festivos.
EFE
"Con sus hijos muy pocas veces manifestaba su carácter explosivo, públicamente conocido. Sin embargo, fue bastante exigente, terminante, no aceptaba errores", explicó Guadalupe Villa en un seminario del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
A pesar de ser tan estricto, "Villa fue un padre amoroso", aseguró. "Existen testimonios de que seguido (frecuentemente) se le veía llevando a sus retoños a divertirse a una acequia (...), y los sábados los enseñaba a montar", añadió.
Villa tampoco fue alcohólico, sino que desarrolló una aversión hacia ello, posiblemente porque su padre pudo haberlo sido y "seguramente vivió cosas terribles en su niñez", explicó su nieta.
La historiadora apuntó que se han escrito libros que han hecho daño a la figura de su abuelo, uno de los principales cabecillas de la Revolución mexicana (1910-1917), asesinado en una emboscada en 1923.
"No quiero decir que no cometiera errores -afirmó- pero hay que tomar en cuenta que el país estaba en guerra, y que la guerra siempre saca lo peor de los hombres".
Guadalupe Villa describió que el caudillo pasó los tres últimos años de su vida en la Hacienda de Canutillo, en Durango, en el centro-norte del país, la cual rehabilitó y donde reunió a sus hijos (de varias mujeres) para que fueran educados.
El general insurgente contrató a una maestra para sus hijos en tanto que se construía una escuela y después visitaba a menudo a los profesores de sus hijos para ver qué enseñaban.
Guadalupe Villa, hija de Octavio Villa, uno de los ocho hijos del insurgente, concluyó diciendo que el personaje es "inabarcable" y que trata de ser lo más objetiva posible en su análisis.
Los aniversarios de la Revolución, de cuyo inicio se cumplen cien años este 2010, así como la Independencia de México, de la que se celebra el bicentenario, se conmemoran este año en el país con una serie de actos festivos.
EFE
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