El elenco de teatro de la asociación Panambí convirtió una céntrica plaza de Asunción en un escenario donde exigió que se aclaren los asesinatos contra ese colectivo, unos 54 desde 1989.
El elenco de teatro de la asociación Panambí, que engloba a travestis, transformistas y personas transgénero y transexuales en Paraguay, convirtió ayer una céntrica plaza de Asunción en un escenario donde exigió que se aclaren los asesinatos contra ese colectivo, unos 54 desde 1989.
Vestidas con túnicas blancas, con la cara y los brazos pintados del mismo color, al estilo de las "estatuas humanas", seis actrices escenificaron frente al Palacio de Justicia casos emblemáticos de crímenes contra mujeres trans ocurridos desde 1989, cuando cayó la dictadura de Alfredo Stroessner.
Algunos recientes, como el de Nadine, de 22 años, asesinada en julio de 2013, o más antiguos como el de Pimpinella, de 21 años, a quien mataron en diciembre de 1989.
Las actrices realizaron su acción artística o "performance", un libreto titulado "Luchadoras de los Sueños", obra de Omar Mareco, ante el asombro de niños limpiabotas, jardineros y vendedoras que trabajan en la plaza, así como funcionarios que entraban y salían de los tribunales.
Al final de la obra, las actrices se cubrieron con unas telas negras que llevaban cosidos los nombres de sus compañeras fallecidas, recordaron las circunstancias en las que sucedieron los asesinatos y exhibieron pancartas exigiendo justicia.
"El proceso de armar la obra fue duro y doloroso. Tuvimos que volver a recordar a todas las que ya no estaban, para contar cómo eran, qué sueños tenían, cómo eran sus familias, a qué aspiraban", explicó a Efe Mareco, quien es también el director de la obra.
El libretista indicó que el texto busca llamar la atención del público sobre una serie de "crímenes de odio que no han sido investigados por la gran discriminación" que sufre el colectivo trans en Paraguay.
Esta discriminación, trasladada al ámbito laboral, fuerza a las mujeres trans a ejercer el trabajo sexual en la calle, como "única opción para sobrevivir", explicó a Efe Mariana Sepúlveda, secretaria de la asociación Panambí.
En otros casos, el trabajo sexual se convierte en la salida laboral para mujeres trans que han sido expulsadas de sus familias, incluso siendo adolescentes, como en el caso de Lupita, otra de las historias representadas en la obra.
De hecho, gran parte de las 54 mujeres trans asesinadas en Paraguay entre 1989 y 2013 eran trabajadoras sexuales que se encontraban en la calle en el momento de su asesinato, en muchos casos por clientes enfadados o incluso por policías ebrios, según el informe "Olvidadas hasta en la muerte", que documenta estos hechos.
Otros crímenes contra mujeres trans sucedieron en penales como la prisión de Tacumbú, la mayor del país y destinada a reclusos hombres.
En esta cárcel, las mujeres trans fueron recientemente trasladadas a celdas separadas de la población masculina, con baño privado, para garantizar su seguridad, después de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitiera una recomendación al respecto en 2014.
Las trans solicitan que se investiguen y esclarezcan todos estos asesinatos como "crímenes motivados por el odio", y que cese la discriminación que algunos policías, fiscales o jueces manifiestan hacia ellas cuando denuncian hechos de violencia, según manifestaron.
Insisten además en la necesidad de que Paraguay sancione una Ley de Identidad de Género que "legitime el derecho a la identidad de personas trans y les permita acceder a cambios de nombre y sexo en sus documentos de identificación personal".
Paraguay es el único país de la región que no cuenta con una ley contra toda forma de discriminación, según denuncian diversas organizaciones defensoras de los derechos humanos.
EFE
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