Los antiguos egipcios creían que la muerte representaba la separación entre el soporte material y los elementos inmateriales, el ba que se corresponde con el alma y el ka, que representa la energía vital. Era necesario que el ba y el ka, el despertar de su nueva vida, pudiesen reintegrarse al cuerpo, previamente conservado.
Un grupo de técnicos restauraron la momia de un cocodrilo en el museo del Louvre - Lens, en Francia. El objetivo de la restauración del cocodrilo, el más grande perteneciente a las colecciones del museo, es para poder exhibirlo durante la exposición ´Animales y faraones´, que se llevará a cabo del 5 de diciembre al 9 de marzo de 2015.
La momificación era una costumbre del Antiguo Egipto que impedía que un cadáver se descompusiera a través de un complejo ritual funerario establecido para asegurar la conservación de su cuerpo material y poder así unirse con su alma en el Más Allá y proseguir allí con su vida.
La momificación de animales también se inició en Egipto. Cuando una mascota de una persona moría, ya fuesen gatos, perros, monos o cualquier otro animal, podían ser momificados, incluso, a imitación de los humanos, y también se le podía confeccionar sarcófago o estela funeraria especial.
En otros casos, en animales específicos, los egipcios también veían la encarnación de una deidad, por lo que en los templos se les proporcionaba alimentación especial, cubriéndolos a veces de joyas y cuando morían, se les daba un funeral especialmente elaborado, como en el caso de los babuinos.
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