Algunas de las personas que tuvieron que abandonar sus viviendas dijeron que el agua llegó a subir casi dos metros dentro de las construcciones.
Una niña de tres años murió, 16 personas sufrieron heridas y 17 casas quedaron destruidas por la inundación provocada este martes por la rotura de una tubería de grueso calibre del acueducto en una zona residencial de la ciudad brasileña de Río de Janeiro, informaron los bomberos.
La rotura de la cañería hacia las 06.00 hora local (09.00 GMT) generó un chorro de agua a alta presión que alcanzó una distancia de cerca de veinte metros y que impactó contra varias residencias en Campo Grande, un humilde barrio en la zona oeste de Río de Janeiro.
El chorro de 3.000 litros de agua por segundo derrumbó varios muros; inundó rápidamente toda una cuadra de residencias, cuyos habitantes tuvieron que salir corriendo, y arrastró varios vehículos.
Según la Defensa Civil, además de destruir por completo 17 viviendas, el accidente provocó destrozos en otras 16 residencias y obligó a cerca de 142 personas a buscar refugio en casas de familiares y en una escuela vecina.
Algunas de las personas que tuvieron que abandonar sus viviendas dijeron que el agua llegó a subir casi dos metros dentro de las construcciones, por lo que perdieron todos sus muebles, electrodomésticos y demás pertenencias.
La menor Isabela Severo dos Santos, que vivía en una de las casas más damnificadas, alcanzó a ser conducida con vida a un hospital próximo, pero no resistió a los daños provocados por el agua que entró a sus pulmones.
Varios de los heridos fueron arrastrados por la corriente lejos de sus casas.
El secretario municipal de Defensa Civil, Marcio Motta, informó de que las autoridades evacuaron al menos tres cuadras de residencias de forma preventiva y que los bomberos tuvieron que utilizar botes salvavidas para rescatar a algunas personas que estaban aisladas.
La compañía de abastecimiento de agua, que tardó más de una hora para cerrar el registro, informó de que una amplia región quedó sin abastecimiento de agua y de luz durante el tiempo en que demoró en reparar la tubería.
Poco después del accidente, el gobernador del estado de Río de Janeiro, Sergio Cabral, y el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, se desplazaron a Campo Grande para comandar las tareas de rescate, pero fueron recibidos con abucheos y muchas protestas.
Los vecinos del área afectada exhibieron carteles exigiendo la renuncia de Cabral similares a los que vienen mostrando los manifestantes que desde hace dos semanas protestan casi que diariamente frente a la residencia particular del gobernador.
Según los propietarios de las residencias afectadas, la región se inunda rápidamente tras una lluvia fuerte debido a que las autoridades asfaltaron las calles pero no instalaron redes de alcantarillado ni de saneamiento.
EFE
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