Directora del programa Yachay refiere que las consecuencias son de tipo psicológico y físico, además de vulnerar muchos derechos como el acceso a la educación.
Los niños que trabajan, especialmente en las calles, están expuestos a muchos riesgos. El pasar largas horas en la vía pública y convertirla en su espacio de socialización y de actividad económica trae para ellos, consecuencias de orden físico y psicológico, sostuvo Amelia Cabrera, directora del programa Yachay del ministerio de la Mujer.
“A nivel psicológico, un niño que trabaja está expuesto a una situación de maduración prematura, en la calle establece relaciones con personas de diferentes características y edades que influirán para bien o para mal en su formación, a nivel físico, estos niños sufren problemas dermatológico, gastrointestinal entre otros problemas de salud. Atenuar las consecuencias dependerá del grado de resilencia que tenga en su vida futura” expresó.
Pero los niños no solo sufren un impacto físico y psicológico sino que se vulnera derechos fundamentales como el acceso a la educación y al juego.
“Para los niños pequeños el juego es importante para su desarrollo porque a través del juego adquieren una serie de habilidades, como la creatividad, las relaciones interpersonales, entre otros. Los niños que trabajan adquirirán otro tipo de habilidades que influirá en sus vidas para bien o para mal. Sea cual fuera el caso, lo que no se debe vulnerar es el que accedan a la educación y gozar de su situación de niño” finalizó.
Yachay es un programa del ministerio de la Mujer que se encarga de proteger a los niños trabajadores de la calle en estado de riesgo, promoviendo el acceso a la educación de estos menores como factor clave para su desarrollo futuro.
Comparte esta noticia