Presidente de Francia y candidato a la reelección dijo no querer el socialismo e instó a los sindicatos defender el trabajo y a los asalariados.
El presidente de Francia y candidato a su reelección, Nicolás Sarkozy, ensalzó este martes los valores de su país, su herencia y su bandera, en un discurso sobre el trabajo en el 1 de mayo donde propuso un "nuevo modelo social" francés.
En una alocución pronunciada delante de la torre Eiffel ante miles de simpatizantes, Sarkozy volvió a vincular una eventual victoria de su rival, el candidato socialista François Hollande, en la segunda vuelta de los comicios presidenciales el 6 de mayo, con una situación "como la de Grecia y España".
Y llamó a los sindicatos a abandonar "la bandera roja", a abrazar en su lugar a la tricolor (la bandera francesa), y aseguró ante los asistentes: "no queremos el socialismo".
Afirmó ante una multitud que él dijo formaban "doscientos mil" asistentes, que en ese nuevo modelo social desempeña un lugar central el aumento de los salarios y la reducción de coste de trabajo que, constituyen a su juicio, "el inmenso desafío de los próximos cinco años".
Sarkozy aprovechó para acusar a los socialistas de rechazar la idea de que los beneficios empresariales sean compartidos entre los empresarios y los trabajadores" y atacó la instauración por el Gobierno socialista del régimen de las 35 horas laborales semanales.
"Queremos escribir la historia, frente a los que nos insultaban en la primera vuelta", dijo el presidente candidato frente al reto de la ronda del 6 de mayo, para la que parte en desventaja en relación con Hollande, según los sondeos.
Bromeó con la calificación que él mismo recibe, como "presidente saliente" y aseguró que Hollande "ni siquiera es todavía presidente-entrante".
Se dirigió a los líderes de los sindicatos franceses, a quienes apeló a "unirse" y a los que dijo que deberían "dejar la bandera roja y servir a Francia".
Y les dijo además que su papel "no es hacer política ni ideología, sino defender el trabajo y a los asalariados".
"Dejad a los partidos porque en la República no gobiernan los sindicatos, sino el Gobierno", recordó el presidente saliente.
"Dejad la bandera roja y los partidos y cumplid vuestra misión, (que es) una misión fuerte (...) construid sobre la realidad y no sobre mentiras", declaró el presidente candidato mientras una gran manifestación sindical recorrían las calles de la capital, al otro extremo de la Plaza del Trocadero, donde hablaba.
Sarkozy hizo un elogio de la cultura francesa, de su lengua, de su historia, su arte y su literatura, en un discurso caracterizado por la defensa de los valores tradicionales de la familia, la herencia de los grandes pensadores y los políticos más destacados del país.
Comenzó su alocución con frases tomadas del general Charles De Gaulle y rindió homenaje tanto a la heroína francesa Juana de Arco como a figuras como Napoleón, el dramaturgo Molière o el filósofo Voltaire, para pasar a defender la "herencia cristiana" de Francia.
"Nadie nos impedirá renunciar a nuestras raíces cristianas", sentenció el presidente, que eligió pronunciar el discurso, que denominó "de la Plaza del Trocadero", en un barrio burgués de la capital, con una privilegiada vista sobre el Campo de Marte en un día inesperadamente soleado.
Sarkozy pronunció su discurso horas después de que la líder del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, anunciara que personalmente votará en blanco y dejará libertad a sus seguidores para decidir si votan a Sarkozy o a Hollande el próximo domingo.
EFE
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