El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, aseguró que "es imperativo que la ayuda humanitaria pueda llegar a la gente más vulnerable en el Yemen sin obstáculos".
Una tregua, auspiciada por la ONU, entró ayer en vigor en Yemen entre los rebeldes hutíes y las fuerzas leales al presidente Abdo Rabu Mansur Hadi, en un nuevo intento por aliviar la crisis humanitaria que sufre el país.
El alto el fuego comenzó este viernes a las 23.59 hora local (20.59 GMT) y está previsto que se prolongue hasta el fin del mes sagrado de ramadán, el próximo día 17 de julio.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, confirmó ayer el compromiso de las partes y aseguró que "es imperativo y urgente que la ayuda humanitaria pueda llegar a la gente más vulnerable en el Yemen sin obstáculos y a través de una tregua humanitaria incondicional".
Sin embargo, el líder de los hutíes, Abdelmalek al Huti, puso en duda que Arabia Saudí y su coalición, que respalda a Hadi, vaya a respetar la tregua humanitaria y amenazó con "consecuencias".
Por su parte, el general saudí Ahmed al Asiri, portavoz de la citada alianza, afirmó que solo cumplirán con el cese de las hostilidades si lo hacen los insurgentes.
Sobre el terreno, ambos bandos intensificaron en la pasada jornada, antes de la entrada en vigor de la tregua, los combates en un intento por lograr avances.
Prosiguieron con combates contrarreloj en las ciudades de Taiz y Aden y en la provincia de Shebua, donde murieron decenas de combatientes.
Por su parte, la aviación de la coalición árabe bombardeó en Saná varias posiciones de las milicias del expresidente Alí Abdalá Saleh, la casa del exmandatario y sus familiares y una antigua fábrica.
Desde que empezaron los bombardeos saudíes a finales de marzo, más de 3.000 personas han muerto en el conflicto del Yemen y un millón han tenido que abandonar sus hogares.
EFE