Las enfermedades intestinales en perros y gatos son problemas frecuentes que afectan su salud digestiva. Conocer las causas comunes y las recomendaciones para su prevención es fundamental para garantizar el bienestar de nuestras mascotas.
El bienestar digestivo de nuestras mascotas es un aspecto esencial de su salud general. Las enfermedades intestinales, tanto en perros como en gatos, son frecuentes y pueden manifestarse a través de síntomas como vómitos, diarrea o pérdida de apetito. Estos signos suelen alarmar a los dueños, quienes muchas veces no comprenden la causa real del problema. Por ello, resulta fundamental conocer las razones más comunes detrás de estos trastornos y cómo prevenirlos de manera efectiva.
La médico veterinaria Samantha Gallo, en entrevista con RPP, explicó que las enfermedades intestinales abarcan desde afecciones estomacales, como los vómitos, hasta alteraciones en el intestino, como las diarreas. Una de las causas más frecuentes, señala, es la ingestión de alimentos inadecuados. “Lo más común es porque se comieron algo que no debían, algo que no debimos invitarle o algo que se jalaron en alguna reunión o en el parque”, precisó. Además de la alimentación indebida, existen otras causas relevantes como las infecciones, la presencia de parásitos y, en algunos casos, enfermedades de origen autoinmune.
Gallo enfatiza que no se debe alimentar a los perros con comida casera destinada a humanos, ya que nuestras preparaciones suelen contener altos niveles de sal, condimentos y otros ingredientes que su sistema digestivo no está preparado para procesar. Un ejemplo crítico es el hueso con grasa, que puede provocar incluso pancreatitis en los canes. Por ello, es indispensable ofrecerles una dieta adecuada, diseñada específicamente para su especie.
En cuanto a la predisposición de algunas razas a sufrir estas enfermedades, la especialista aclara que, a diferencia de los problemas de piel que sí están ligados a factores genéticos, las enfermedades intestinales pueden afectar a cualquier perro sin importar su raza. Incluso aquellos alimentados con productos de alta gama pueden desarrollar intolerancias o reacciones digestivas adversas, lo que evidencia la sensibilidad del sistema digestivo canino.
En el caso de los gatos, Gallo destaca la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (IBD) como una de las más comunes. Se trata de una afección autoinmune que vuelve al intestino extremadamente sensible, lo que exige una dieta estricta y cuidadosamente balanceada. Dado que los gatos son carnívoros, su alimentación debe ser rica en proteínas y de alta calidad para mantener su sistema digestivo en óptimas condiciones.
En cuanto a su comida, es fundamental que no contenga sal, cebolla, condimentos ni aderezos, ya que estos ingredientes resultan perjudiciales para su salud. Al igual que los perros, los gatos pueden verse afectados por parásitos y bacterias como el Helicobacter, que también provocan trastornos gastrointestinales.
Ante cualquier señal de malestar digestivo en perros o gatos, la recomendación principal es acudir de inmediato a un médico veterinario. Gallo advierte sobre el grave error de automedicar a las mascotas, ya que medicamentos comunes en humanos, como el paracetamol o el ibuprofeno, resultan altamente tóxicos para ellos y pueden incluso causar la muerte.
El veterinario, además, realizará un diagnóstico certero que permita determinar si el origen del problema es alimentario, infeccioso o incluso físico, como la ingestión de un objeto extraño. Por ello, exámenes como análisis de sangre, ecografías y radiografías son fundamentales para confirmar el diagnóstico y definir el tratamiento más adecuado.