Na Li hizo el partido de su vida y entró en la historia al convertirse en el primer deportista chino (hombre o mujer) que gana un Grand Slam, al destronar en la final de Roland Garros a la italiana Francesca Schiavone.
El himno chino sonó por primera vez en la pista Philippe Chatrier en honor a un ganador individual de este país. Li, de 29 años y 98 días, escribió la página más brillante de su carrera para convertirse ya en una de las figuras de este deporte, cada vez más cerca del pívot de la NBA Yao Ming, y saltar del séptimo al cuarto puesto de la clasificación mundial.
En una hora y 48 minutos, Li sentenció su victoria y cayó de espaldas sobre la pista. Había ganado el quinto título de su carrera, el primero en tierra, después de que a principios de temporada disputase la final del Abierto de Australia, perdiendo en aquel partido contra la belga Kim Clijsters.
"Hoy fue muy duro para mí", reconoció Schiavone, quien el pasado año se convirtió también en la primera italiana en ganar un grande, "pero solo puedo felicitar a Li, disfruta este momento, porque es fantástico", le recordó a la nueva campeona.
Sonriente, después de darse cuenta de lo que había logrado, Li recibió la Copa Suzanne Lenglen de manos de la australiana Evonne Goolagong. La jugadora "aussie" ganó siete grandes en su carrera y Roland Garros hace justamente 40 años.
La nueva campeona dedicó el título a una amiga suya. "Es el cumpleaños de una amiga, así que es un buen regalo para ella", dijo Li dirigiéndose al palco donde familiares y amigos vestían camisetas amarillas.
"Estuve nerviosa durante el partido", comentó antes a pie de pista, "pero no quería demostrárselo a mi rival".
China tiene ya a su nuevo ídolo, una jugadora que viene avisando de su potencial. Hasta hoy, ningún jugador chino había llegado tan lejos, aunque el aficionado de este país recuerda siempre a Michael Chang, estadounidense de origen chino, que ganó el título en 1989 al derrotar al sueco Stefan Edberg.
EFE
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