Los rituales indígenas predominaron durante la ceremonia en La Paz. El encendido del fuego en Tiahuanaco es tradicional pues es un centro sagrado de las culturas andinas.
La llama de los Juegos Suramericanos 2014 fue encendida por autoridades deportivas de Bolivia y Chile en la ciudadela prehispánica de Tiahuanaco, en el altiplano de La Paz, con rituales indígenas.
Un grupo de amautas (sacerdotes aimaras) realizó una ceremonia ancestral con ofrendas a la "Pachamama" (madre tierra) para el posterior encendido del fuego sudamericano, a cargo del presidente del Comité Olímpico Boliviano (COB), Álvaro Guzmán.
Guzmán entregó la antorcha al ministro boliviano de Deportes, el exfutbolista Tito Montaño, quien, a su vez, la cedió a su homólogo chileno, Gabriel Ruiz-Tagle.
La antorcha será transportada desde Tiahuanaco, a 71 kilómetros de La Paz, hasta Santiago para la ceremonia de inauguración de los X Juegos Sudamericanos el próximo 7 de marzo.
El encendido del fuego en esa ciudadela prehispánica, considerada como un centro sagrado de las culturas andinas, se repite cada cuatro años desde 1978, cuando La Paz organizó la primera edición de los Juegos Odesur, conocidos entonces como Juegos Cruz del Sur.
Bolivia tiene previsto enviar a 121 deportistas a la edición del certamen en Santiago, que concluirá el 18 de marzo.
En declaraciones a los medios, el ministro Montaño expresó su confianza en que la delegación boliviana hará "un buen papel" en los juegos en Chile. Agregó que el evento será el "parámetro" para la organización de la undécima edición de los Juegos Odesur en 2018 en la ciudad boliviana de Cochabamba (centro).
EFE
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