Pese a que ha dejado la posibilidad de un regreso, la ´Zarina´ se presentó por última vez ante su público y logró el oro mundial con una marca de 4,89 metros.
Yelena Isinbayeva, la atleta más carismática de la última década, puso un remate de oro a su gloriosa carrera deportiva con su tercer título mundial de salto con garrocha en una final que congregó a más de 40.000 espectadores en el estadio Luzhnikí, hasta hoy casi desierto.
Un salto limpio de 4,89 metros, ejecutado al primer intento, fue la marca ganadora que permanecerá para la historia ligada al adiós de la "Zarina", aun cuando haya dejado la puerta entreabierta a un posible regreso.
Como en los Juegos de Londres, la amenaza para Isinbayeva procedía del continente americano: la estadounidense Jennifer Suhr, campeona olímpica; la brasileña Fabiana Murer, campeona mundial, y la cubana Yarisley Silva, líder del año con 4,90 y autora de los cinco mejores saltos de la temporada.
Suhr se presentaba con un registro de 4,80 y Yelena en el tercer puesto con 4,78. Isinbayeba, de 31 años, levantó los primeros clamores en el estadio Luzhniki después de cuatro jornadas de los Mundiales, especialmente cuando saltó a la primera 4,75, que le daban, momentáneamente, la segunda plaza por detrás de Suhr.
El listón situado en 4,82 seleccionó a las tres medallistas porque sólo Suhr, Isinbayeva y la cubana Yarisley Silva pudieron con esa altura. Las tres atacaron los 4,89 con el podio asegurado. Suhr y Silva se clasificaron por ese orden, como en los Juegos de Londres, pero hoy las dos terminaron rindiendo pleitesía a la reina Isinbayeva.
Isinbáyeva protagonizó una despedida acorde con su elevado rango, después de sus fracasos en los dos últimos Mundiales. En los últimos -Daegu 2011- sólo fue sexta. En los anteriores -Berlín 2009- no fue capaz de hacer un solo salto válido en la final. Sus títulos mundiales databan de Helsinki 2005 y Osaka 2007.
EFE
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